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domingo, 5 de diciembre de 2021

CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD NACIONAL ARGENTINA EN EL SIGLO XIX: REPRESENTACIONES VISUALES Y DISCRIMINACIÓN


Un tema fundamental para comprender el funcionamiento de las imágenes es el de la constitución y conformación de la nacionalidad. 

Este proceso atraviesa todo el siglo XIX y es un eje fundamental para analizar toda la producción estética y cultural de la época.


Juan Carlos Garavaglia, un reconocido historiador argentino, propuso una hipótesis sobre el proceso histórico que nos ayuda a entender el problema de la conformación de la nacionalidad. 

Él plantea cómo se dio la relación entre el proceso de creación del Estado, las instituciones, las leyes y las formas estructurales del mismo, y cómo se relacionaron con el problema de la nacionalidad.


En otras palabras, se pregunta cómo se logró conformar una nación teniendo en cuenta la gran diversidad territorial y las diferentes tradiciones históricas, y cómo se logró que los habitantes de diferentes regiones, como un salteño y un santacruceño, asumieran una misma nacionalidad e identidad.


Garavaglia sostiene que las prácticas de organización burocráticas y legislativas llevadas a cabo por los grupos dirigentes de la época se vincularon estrechamente con otro proceso central: la invención de la identidad argentina

Esta invención se entiende como un proceso de creación en el cual se generaron representaciones sociales de larga duración.


Una de estas representaciones jerarquizaba lo europeo por encima de lo americano. Todo lo relacionado con Europa quedaba vinculado a la idea de la civilización moderna, el progreso y lo positivo. 

Por otro lado, lo americano se asociaba con lo viejo, la barbarie, el gaucho, el indígena y, en resumen, la idea del atraso.


Lo europeo se asociaba con lo urbano, mientras que lo americano se asociaba con lo rural. Esta oposición entre campo y ciudad funcionaba como base para el desarrollo de los imaginarios posteriores.


La idea de "Civilización y barbarie", acuñada por Domingo Faustino Sarmiento en los años 60 del siglo XIX, sintetizaba esta concepción. 

Sin embargo, fue desarrollada por la generación del 37, que incluía a figuras como Juan Bautista Alberdi y Esteban Echeverría, como una oposición al gobierno de Juan Manuel de Rosas. 

Esta idea se consolidó posteriormente, después de los años 60, con la llegada de los gobiernos liberales.


El objetivo central de esta generación, desde 1837 hasta después de 1862, era lograr un Estado y una nación modernos. 

Para lograrlo, consideraban que la solución era el progreso y la civilización a través de la adopción de las formas europeas. En este proceso, no solo se buscaba desterrar al gaucho y al indígena, sino también a todas sus expresiones culturales.


Para alcanzar este objetivo, se llevaron a cabo campañas militares conocidas como las "conquistas del Desierto" en la década de 1870. Estas campañas implicaron el genocidio de la población originaria y se realizaron en zonas como el Chaco, la Pampa y la Patagonia. 

Durante estas campañas, se difundieron imágenes y representaciones sociales que caracterizaban al gaucho y al indígena como símbolos de la barbarie y la atraso, justificando así la violencia ejercida sobre ellos.


En paralelo a estas acciones, se promovió la inmigración europea como una forma de "blanquear" la población y reemplazar las supuestas características negativas de los gauchos e indígenas por la supuesta superioridad de los europeos. 

Se buscaba transformar la composición étnica y cultural del país, fomentando la llegada de inmigrantes europeos que se consideraban portadores de la civilización y el progreso.


Esta promoción de la inmigración europea también se vio reflejada en las representaciones visuales de la época. 

Se difundieron imágenes que mostraban a los inmigrantes europeos como trabajadores disciplinados, educados y progresistas, en contraposición a los gauchos e indígenas que eran representados como ociosos, ignorantes y bárbaros. 

Estas imágenes se utilizaban como herramientas de persuasión y propaganda para promover el modelo de nacionalidad que se buscaba establecer.


Es importante destacar que estas representaciones no eran un reflejo fiel de la realidad, sino que fueron construidas y manipuladas para promover una determinada visión de la nacionalidad y legitimar las acciones del Estado y los grupos dominantes. 

La creación de una identidad nacional homogénea y europeizada se convirtió en un proyecto político y cultural que buscaba consolidar el poder y la hegemonía de ciertos grupos en detrimento de otros.


En resumen, la conformación de la nacionalidad argentina en el siglo XIX estuvo estrechamente ligada a procesos de construcción de imágenes y representaciones sociales. 

Estas imágenes, basadas en oposiciones binarias entre lo europeo y lo americano, lo civilizado y lo bárbaro, fueron utilizadas para justificar la violencia ejercida sobre los gauchos e indígenas, promover la inmigración europea y consolidar el poder de ciertos grupos en el país. 

Es importante tener en cuenta estas dinámicas históricas al analizar la conformación de la identidad nacional argentina y las representaciones visuales que la acompañaron.

Queridos lectores, si les gusto lo que escribí pueden contribuir, muchas gracias.

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