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lunes, 26 de septiembre de 2022

LAS POLÍTICAS LIBERALES: LOS DEBATES EN TORNO DE LA LEY 1420 Y LA POLÍTICA EDUCATIVA ARGENTINA


La Ley 1420 de educación común, sancionada en 1884, se convierte en un hito fundamental para comprender la configuración del sistema educativo argentino y su vínculo con la estructura social y política de la época. 

Esta ley, que establecía la enseñanza obligatoria, gratuita y laica en las escuelas primarias de la Capital Federal y territorios nacionales, se inscribe en un contexto de profundas transformaciones impulsadas por el modelo de país que emergía tras la organización nacional. 

La discusión sobre el carácter laico o religioso de la educación, que se cristaliza en el primer Congreso Pedagógico Sudamericano de 1882, revela las tensiones entre diferentes visiones de sociedad y proyecto de nación.

Por un lado, figuras como Pedro Goyena defendían la enseñanza del catolicismo en las escuelas, argumentando que la ausencia de una educación religiosa conduciría a una sociedad atea, indiferente a las creencias predominantes de la población. 

Esta postura refleja una concepción de la educación como transmisora de valores tradicionales y conservadores, esenciales para la cohesión social y el orden.

Por otro lado, Delfín Gallo y otros defensores de la educación laica argumentaban que esta no implicaba necesariamente el ateísmo ni la indiferencia hacia los valores espirituales, sino que promovía la tolerancia y el respeto hacia la diversidad de creencias. 

Esta visión laica de la educación se fundamentaba en la idea de que la escuela debía enseñar moral y ética despojada de dogmatismos religiosos, fomentando la libertad de conciencia y facilitando la integración de inmigrantes en una sociedad cada vez más plural.

La victoria del laicismo en el debate educativo, con la implementación de la Ley 1420, se inscribe en un proceso más amplio de secularización de la sociedad argentina, en el cual el Estado asumió funciones que anteriormente estaban reservadas a la Iglesia, como la administración de los cementerios y el registro del matrimonio civil. 

Este proceso también se refleja en medidas como la Ley de Residencia, que, aunque controversial por su naturaleza inconstitucional, evidencia el intento del Estado por consolidar su autoridad y control sobre la sociedad, incluyendo aspectos relacionados con la seguridad y el orden público.

En el ámbito económico, el Estado argentino de finales del siglo XIX y principios del XX buscaba consolidar su estructura financiera a través de diversas medidas. 

La ocupación de territorios como el Chaco y Formosa, el establecimiento de impuestos a las importaciones, bebidas alcohólicas y el tabaco, así como la financiación a través de deuda, responden a la necesidad de generar ingresos para un Estado en proceso de expansión y modernización. 

La creación de la Caja de Conversión y la establecimiento de la convertibilidad en 1899 buscaban, además, proporcionar estabilidad monetaria, elemento crucial para el desarrollo económico y la integración en el mercado mundial.

La implementación de un sistema impositivo regresivo, sin embargo, señala las limitaciones y desigualdades del modelo de desarrollo adoptado, poniendo en evidencia las tensiones entre crecimiento económico y equidad social. 

En este contexto, la Ley 1420 de educación común no solo representa un hito en el ámbito educativo, sino que también se inscribe en un proceso más amplio de modernización y secularización del Estado y la sociedad argentina, marcado por la tensión entre tradición y modernidad, entre lo religioso y lo laico, y entre el desarrollo económico y la justicia social.


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sábado, 24 de septiembre de 2022

El capital comercial y la explotación minera en la época colonial temprana

La mayor parte de los propietarios o arrendatarios de minas, es decir, los empresarios de la producción minera, estaban estrechamente unidos a los comerciantes locales quienes adelantaban a los productores gran parte del capital. 

Bien el inicial para poner en funcionamiento, una mina recién descubierta, o bien el capital indispensable para el normal funcionamiento de la empresa minera. 

A su vez, estos comerciantes eran deudores de los grandes mercaderes de la capital novohispana, quienes habían adelantado a aquéllos los fondos necesarios —nuevamente, en mercancías— para que los intercambiaran (por plata contante y sonante) en los reales de minas y en las villas cercanas. 

Allí donde la inflación de la plata tornaba a ésta más barata y a las mercancías relativamente más caras. 

Finalmente, las barras quintadas llegaban a la ciudad de México en pago de aquellas mercancías que los grandes comerciantes habían adelantado a los «viandantes» y «rescatadores» y a los comerciantes locales; esas barras estaban destinadas a ser amonedadas. 

Aquellos comerciantes mayoristas entregaban ahora la plata en pasta a otro grupo que se hallaba en el pináculo de todo el sistema: los «mercaderes de la Casa de Moneda». 

En México este pequeño y poderoso último círculo mercantil dentro de la colonia especulaba constantemente con la plata en pasta; obviamente, cobraban una comisión a los comerciantes al recibir las barras destinadas a la fabricación de monedas y, además, esa tasa variaba en función de la abundancia o escasez del metálico o, lo que es lo mismo, en función de la actividad minera. 

Asimismo, los cambios en la ley de la plata tendían a beneficiarlos. De esta forma, la plata amonedada, vuelta a manos de sus comisionistas se preparaba para tomar el camino del viejo continente o, más directamente, vía el galeón de Manila, se dirigía hacia su lejano destino final en el continente asiático.

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lunes, 5 de septiembre de 2022

La fuerza de trabajo en la minería novohispana

Hacia finales del siglo XVI, Zacatecas se convirtió en un epicentro de la minería en la Nueva España, atrayendo a diversos grupos étnicos y sociedades laborales que desempeñaban un papel crucial en la extracción y procesamiento del mineral. 

En este contexto, la fuerza laboral estaba compuesta por aproximadamente 400 esclavos negros, mulatos e indios, junto con alrededor de 1,500 trabajadores naborías, conocidos como "indios sueltos" en algunas regiones.

La estructura laboral en las haciendas mineras era compleja. La mayoría de los trabajadores residían en las propias haciendas de beneficio, formando parte de las cuadrillas operativas dirigidas por sus patrones. 

Estos trabajadores estaban obligados a cumplir con su jornada laboral, conocida como "tequío", durante la cual realizaban labores asignadas por el patrón. 

Al término del tequío, los trabajadores tenían la oportunidad de recolectar una cantidad de mineral de alta calidad, conocida como "pepena", que podían vender al patrón, negociar en el mercado local o fundir por su cuenta.

La movilidad potencial de los trabajadores en la industria minera llevó al surgimiento del peonaje por deudas, un sistema que vinculaba al trabajador con la unidad de producción a través de obligaciones financieras. 

Aunque la esclavitud legalmente constituía solo una fracción de la mano de obra, aproximadamente el 25%, el resto se consideraba mano de obra libre. 

Sin embargo, el sistema de peonaje por deudas creó una forma de trabajo semi-libre, ya que los trabajadores quedaban atrapados en un ciclo de endeudamiento compulsivo que limitaba su libertad real.

El sistema de "partido", similar a la "corpa" del Alto Perú, desempeñaba un papel central en las condiciones laborales de los trabajadores mineros. 

En algunas minas más pequeñas, los propietarios dividían el producto extraído entre ellos y los trabajadores. 

En explotaciones más grandes, como en Pachuca y Guanajuato, los trabajadores tenían que cumplir con una cuota diaria de extracción, el tequío, a cambio de un salario nominal. 

El mineral extraído por encima de esta cuota se dividía entre el trabajador y el propietario. Esta distribución del producto, en lugar de un salario nominal, era fundamental para la subsistencia de los trabajadores y limitaba el poder de negociación de los propietarios.

Debido a estas dinámicas, los propietarios mineros intentaron en varias ocasiones abolir el sistema de partido, buscando así ejercer un mayor control sobre la mano de obra y las condiciones laborales en las minas. 

Estos intentos reflejaron los conflictos de intereses entre los propietarios y los trabajadores, así como la lucha por el poder y la autonomía en el contexto de la industria minera de Zacatecas hacia finales del siglo XVI.


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La sagrada familia

Tenemos que romper ciertos procesos que se repiten en la historia, no solo como sociedad sino como individuos. Uno de ellos es la familia, ...