La diversidad es algo que caracteriza al barroco. Rupert Martin dice
que este arte barroco, es diverso en cuanto está relacionado con distintas instituciones políticas y sociales.
Relacionadas con creencias religiosas y tienen distintos anclajes territoriales.
Es un arte real o de la monarquía absoluta. El problema de la producción artística ligada a esta nueva forma
política que es el Estado Absolutista, ya que esta ultimo es una institución nueva en su momento.
Reino de Francia y Reino de España como anclajes territoriales a
analizar
Francia, en el reinado de Luis XIII y Luis XIV, lleva fundamentalmente un modelo de estado absolutista
triunfante y dominante en un proceso de expansión política y económica importante.
En España, en un contexto que si bien lleva un estado absolutista, va a estar atravesando un momento de
crisis, de guerras, enfrentamientos importantes tanto al interior del reino como al exterior.
¿A qué nos referimos con Monarquía Absoluta?
A partir del siglo XVI, el proceso de centralización de los estados va a llevar a que muchos territorios
europeos, desarrollen una monarquía absoluta.
Es una unidad política en la cual el Rey concentra
las prerrogativas que le son otorgadas por derecho divino y que incluyen desde la constitución y el
liderazgo en torno a un ejército, hasta la facultad de intervenir en dictar justicia.
El rey va a ser capaz de
cobrar impuestos.
Lo que se produce es la acentuación de un proceso de centralización que va a implicar la transformación
de esa estructura política que era fragmentaria, debido a la crisis demográfica posterior a la peste negra.
Siendo los señores feudales los perdedores de este proceso. Se genera un fenómeno de concentración, que va a dar lugar a la constitución de un poder centralizado.
El estado va a tener un ejército propio, una burocracia propia, un sistema legal
unificado propio, y también va a sentar las bases de complementar un mercado nacional unificado.
Se van a ir
desarrollando, las condiciones para el funcionamiento de una economía capitalista de la mano del proceso
de concentración del poder en el estado.
Que va a estar (en el caso del estado absolutista), personificado
en la figura del Rey que concentra estas prerrogativas por derecho divino.
Este proceso va a dar lugar a una serie de transformaciones que tienen que ver con el re-acomodamiento
de los estamentos de la sociedad medieval en función de estos cambios políticos y económicos.
Aquí
nos vamos a referir a un proceso que tiene que ver en primer lugar, con el estamento
de la nobleza va a sufrir una importante transformación.
En el marco de estos cambios, porque son
los señores feudales aquellos que lentamente en forma muy gradual y desigual van a ir perdiendo
prerrogativas que van a terminar cediendo al Rey.
Entonces vamos a ver a la nobleza va a pasar del ejercicio
directo del poder a una dependencia del Rey que concentra cada vez más estas prerrogativas.
La fuente del poder va a pasar a manos del Rey y los nobles van a depender del favor real. Vemos
incrementarse el proceso de constitución de las cortes.
Las cortes van a pasar a tener miles de
integrantes y el rey va a convocar parte de la nobleza a convivir con él y a integrar parte de esa corte.
Esos nobles cortesanos van a depender del favor real para mantener sus prerrogativas y sus derechos.
La nobleza también se va a insertar en el proceso de construcción del poder real.
Van a decir algunos autores que la nobleza va a pasar del ejercicio directo del poder a una cultura que
tiene más que ver con la representación del poder real.
Por otro lado está la burguesía, que si bien según el historiador Perry Anderson, la nobleza va a seguir siendo la cúpula de
estos estamentos, la clase social con mayores derechos y prerrogativas. Va a ejercer el poder en algunos
territorios y hasta bien entrado el siglo XX.
La burguesía que está en un proceso de ascenso social
encuentra en el monarca absolutista un aliado importante.
Acá se produce una relación de don y contra-don, porque el monarca va a convocar a los burgueses a la integración del aparato estatal y en esa
burocracia que se está gestando.
Los burgueses van a obtener del monarca una serie de favores reales,
ante todo el otorgamiento de estos cargos en la administración pública.
También préstamos y distinta
circulación de recursos que van a permitir que algunas capas de la burguesía vean notablemente
mejorada su situación en términos materiales y sociales.
Ciertos sectores de la burguesía van a empezar a copiar los modos de vida de la nobleza, en cuanto a
los gustos y determinados consumos.
Por otro lado, vamos a tener al campesinado, a los sectores populares, que van a estar sosteniendo todo
este proceso de centralización estatal a partir de los aportes que ellos dan a través de los tributos.
La
estructura feudal se comienza a desarmar en pos de la aparición de estos formatos capitalistas, pero la
servidumbre se mantiene.
La enorme presión de esta estructura estatal y este proceso de centralización, la van a sufrir mayormente
estos sectores, estos estamentos de la sociedad se ven modificados, se va modificando la cosmovisión
del orden social a partir del establecimiento de la monarquía absoluta.
Distintas interpretaciones historiográficas van a coincidir en el hecho de que el barroco es una
escenografía del poder.
Idea de escenografía del poder del orden estatal y monárquico. Lo que plantea Roger Chartier:
“En las sociedades del Antiguo Régimen, las formas de teatralización de la vida social apuntan a que la cosa no tenga otra
existencia que en la imagen que la exhibe, a que la representación enmascara, en lugar de “pintar”, adecuadamente a su
referente”.
Aparece esta idea de “enmascaramiento”, "teatralización", "escenografía”, que tiene que ver con el hecho
de que el arte barroco se va a caracterizar por persuadir al espectador, convencer de la existencia de
determinada idea (en este caso el poder estatal).
Lo que dice Antonio Martínez Ripoll:
“Los poderosos confiarán al arte, la función de crear la imagen de su grandeza. Imagen fastuosa y elocuente (cuya confección
procuraban controlar y vigilar), por medio de la cual darse a conocer y conformar su época, imprimiendo en todas partes el sello
de una imagen que, en la mayoría de los casos, encubría una realidad del todo distinta, más dramática y desgarradora.
Junto
a esas imágenes fijadas en obras de arte al poder para exhibirse a través de una grandiosa hipérbole figurativa de su propia
magnificencia y poderío”.
Aquí vemos, luego recorrer las formas políticas, las transformaciones materiales, sociales y económicas
del período del siglo XVII.
Cómo las imágenes entran de alguna manera en este proceso de transformación,
y la imagen va a ser la encargada de construir, de crear la noción de poder y de grandeza (en este caso
de las monarquías).
Para poder ver el funcionamiento de estas nociones, vamos a trabajar con el Palacio de Versalles, que
manda a construir Luis XIII y Luis XIV manda a modificar. Está en una zona donde se dedicaba a la caza
en Versalles.
Luis XIV cuando implementa todo su programa iconográfico y de arte estatal va a mandar a modificar el
palacio para albergar a los 20.000 cortesanos y funcionarios que componían su gobierno y a adosar a la
edificación original 2 grandes salas, que sumadas conforman 500 mts de fachada.
Esto habla de las dimensiones de la arquitectura barroca monumental y que va a plantear un juego de
intercambio con el adentro y el afuera.
Ruper Martin dice que la arquitectura barroca tiene un fluir permanente entre el interior y el exterior y que entra
la función del espacio co-extenso. También se puede ver en las artes figurativas.
El arte barroco se va a caracterizar por incluir, generar un intercambio fluido entre el espacio del
espectador y el espacio de la obra, y en la arquitectura esto se nota en un fluir constante entre el interior
y el exterior.
En la fachada se ve la influencia del arte clásico, se ve una cantidad de citas a la antigüedad
grecorromana, a la antigüedad de los edificios que está planteado, en una serie de pisos.
El barroco francés va a ser una de las plasmaciones más profundas, en donde la influencia clásica se
nota más fuertemente, el lenguaje clásico fue el elegido por Luis XIV en su programa de arte estatal para
trasmitir los valores de la monarquía.
Palacio de Versalles:
Trabajo de articulación arquitectónica que va a tener que ver con la representación
del poder del Rey.
Se observa en la galería de los espejos, ubicada entre las dos grandes salas que
manda a construir Luis XIV, esas que conformaban los 500 metros de fachada.
Es una galería que tiene
una dimensión longitudinal de más de 70 metros que estaba destinada a recibir a las comitivas que
venían a tratar asuntos de estado al palacio y que en ambos extremos tenían los aposentos del rey y la
reina.
La Galería de los espejos nos sirve como ejemplo para ver las distintas áreas del arte barroco, por un
lado, la decoración van a estar a cargo del director de la academia de arte.
Esta decoración se caracteriza
por fusionar la arquitectura, la escultura y la pintura en un producto global en lo que se ha dado llamar “la
obra de arte total”, característico del arte barroco.
En la bóveda del cañón corrido vemos una serie de
pinturas que evocan las victorias de Luis XIV. También hay una serie escultórica que está articulada con
la arquitectura.
Por otro lado podemos recorrer el espacio pensando en algunas de las características pensadas por John
Rupert Martin, por ejemplo, la problemática del espacio co-extenso.
Hay una retroalimentacion entre el
adentro y el afuera que se ve materializada en el ingreso de la luz que ingresa en el palacio y viene de
exterior, también la noción “de espacio infinito” que se hace palpable con el efecto de los espejos.
Todo
el recinto va a articular sus efectos para apelar a los sentidos del espectador y generar un proceso de
compromiso, un acto de persuasión, es tan monumental y también las representaciones son tan
naturalistas.
La articulación de las distintas disciplinas (pintura, escultura, arquitectura) es tan profunda que apela profundamente a los sentimientos del espectador que es el destinatario de esta
representación del poder real (de Luis XIV).
Los jardines del palacio, que tienen un orden racional, una fuerte intervención de la naturaleza, del orden,
de establecimiento del poder del ser humano en querer controlar la naturaleza.
Pero que también por un
lado se proyectan y dialogan constantemente con el interior del palacio por la forma de sus planta y del
establecimiento de las aperturas del palacio.
Proyectándose hacia el infinito a partir de los ejes
que se visualizan en el diseño del palacio y sus jardines en particular.
Como parte de la institución de este arte que representa el poder real, es que si en el siglo XVI, los
destinatarios fundamentales de las obras artísticas al menos de aquellas que han sido trabajadas desde
la historiografía tiene que ver con una corte que está creciendo pero que es de un contexto limitado de
exhibición.
En el siglo XVII, ese espacio de los espectadores, destinatarios, se va a ampliar, y tiene que ver
con el lento desarrollo de la idea de súbdito.
Súbdito en tanto ser humano que debe su obediencia al rey
y que independientemente de aquellas corporaciones o cuerpos preexistentes a los cuales pueda
pertenecer.
La sociedad del siglo XVII tiene muy presentes las estructuras de poder medieval. Lentamente se van a ir
disgregando para ir, de alguna manera, constituyendo el nuevo poder del rey, que en términos ideales
sería la única figura que concentra el poder frente al resto de los súbditos que no tendrían las
prerrogativas que tiene el rey.
Esta noción de súbdito está asociada a la ampliación de un público, a la idea de que los destinatarios de
este mensaje del poder real no son sólo para los miembros de la corte, sino para el transeúnte de la
ciudad.
En la Francia del XVII, se desarrolla las plazas reales, centradas por la imagen del rey, que se
transforma en una intervención urbanística dentro de la ciudad medieval.
Que abre un espacio para la
estatua del rey y generar un orden que plantea las nuevas jerarquías políticas planteadas a partir del
sistema absolutistas.
Las transformaciones urbanísticas del siglo XVII fueron en buena medida una intención y no siempre
pudieron desarrollarse porque no fue siempre posible sortear los obstáculos que planteaba la ciudad
medieval con sus murallas.
También por el rigor, todavía la ciudad medieval está atravesada por las
estructuras de poder preexistentes del poder de las corporaciones. Ademas de ciertos nobles que todavía
conservan cierta cuota de poder.
Hay un proceso de gradualidad que es importante distinguir.
También dentro de las producciones artísticas del poder vamos a tener una serie de obras monumentales,
como la puerta de Saint Denis, que también la manda a hacer Luis XIV y está ubicada en París, pensada
también como la capital de este reino.
Vemos en su fachada una apropiación del arte antiguo, la puerta
imita el Arco de Tito en la Roma Antigua y tiene una serie de representaciones que tiene que ver con la
glorificación de las victorias que había tenido Luis XIV tanto en el rin como en la zona del Franco
Condado.
Está ubicada en plena ciudad representando la gloria del rey y aludiendo al lenguaje de la
antigüedad clásica.
Para completar la noción de la relación de las artes y el estado personificado en la figura del rey, una
última noción que es la del gran gusto, y es que en el siglo XVII en Francia, va a configurarse un “arte del estado”.
Ante todo hay un proceso de institucionalización, donde van a crearse las academias de pintura
y escultura, de danza, música, arquitectura.
Academias como espacios que se difunden y transmiten las
determinaciones estéticas, los gustos que se fomentan desde el Estado.
También se van a comenzar a desarrollar un coleccionismo real, y en el caso de Francia se da con el
museo de Louvre, y que va a implicar el hecho de que los monarcas van a comenzar a crear sus
colecciones y lentamente tienen un acceso público como semipúblico. (Diferencia de un coleccionismo
más de corte, que venía caracterizado del periodo anterior).
Ligado al arte de estado, hay un programa iconográfico que tiene que ver con la representación del rey
y la familia real a través de las artes figurativas.
Phililipe Poirier, que va a plantear que en el siglo XVII, se da el origen de la intervención estatal
en los dominios culturales.
Es un proceso por el cual el estado va a captar las disciplinas que gobiernan
la producción cultural y va a imponer sobre ella la lógica del mecenazgo y de la centralización cultural.
“La monarquía absoluta, tal como se construyó bajo los reinados de Luis XIII y Luis XIV, es un momento fundador.
La intervención
del estado moderno en los dominios artísticos y culturales se desarrolla de tres maneras. El movimiento académico, parisino y
luego provincial, contribuye a fijar las normas culturales.
El mecenazgo real se distingue del de los grandes príncipes y se vuelve
público bajo el reinado de Luis XIV. La censura, en manos de la iglesia por largo tiempo, conoce un nuevo proceso de laicización
que hunde sus raíces en los comienzos del siglo XVI.
Este patronazgo monárquico juega un rol esencial en la evolución de las
producciones y prácticas culturales.
Se trata del origen de la intervención estatal en los dominios culturales. La lógica de conjunto
es clara y responde a un voluntarismo coherente.
La captación progresiva por parte del Estado de las disciplinas y las
instituciones que gobiernan la producción cultural (…). El Antiguo Régimen lega dos herencias: la lógica de mecenazgo y la
centralización cultural”.
Una de las herencias de este antiguo régimen va a ser dos, la lógica del mecenazgo estatal y la de la
centralización cultural.
Imagen del coleccionismo en el periodo barroco.
Uno de los salones que desde las últimas décadas del
siglo XVII, comienzan a desarrollarse desde las academias.
Este salón de París que se hacía en el Louvre
va a ser en primera instancia semi públicos y luego van a ser abiertamente públicos.
Se van a mostrar la
producción artística contemporánea no solo para la corte sino también para un público más amplio.
Las artes figurativas del barroco real van a estar centradas de un programa
iconográfico que tiene que ver con la representación del poder del rey.
Rupert Martin nos dice que desde
la monarquía triunfante, en la Francia de la monarquía triunfante va a ser aún más pomposa, más
persuasiva e impactante el despliegue de este programa iconográfico que lo que es en España.
Retratos de los reyes, de Luis XIV y de Felipe IV que muestran al rey rodeado de sus atributos de poder.
En Luis XIV se ve con su corona, su bastón de mando, su espada. Con Felipe IV vemos la mesa, y nos
remite al sentido alegórico de Rupert Martin, donde la mesa es una representación de la facultad de
ejercer justicia del rey.
Está representado a través de un objeto que remite a la vida cotidiana como lo es
la mesa pero que tiene el sentido alegórico traer una de la prerrogativas reales.
Por otro lado, en ambos retratos se ve el naturalismo, desde su capacidad de los artistas de representar
el espacio arquitectónico como a los personajes de un modo fiel, persuasivo que parece representar la
realidad.
Copia o representa a las telas, los cuerpos, las pieles, las superficies de las paredes, los suelos,
de una manera que parece casi fotográfica y que está utilizando las técnicas para lograr una mimesis que
parece absoluta.
Otra problemática es que la representación del rey y la familia real era un asunto de estado (dicen Checa
y Morán). Hay una tensión permanente de una copia fiel/original, y la idea de belleza.
Se creía que la belleza
era una propiedad, una característica de los reyes, y van a existir no pocas transformaciones e
intervenciones para adecuarse esa idea de belleza y sostener al mismo tiempo un naturalismo.
Por otro lado, las obras están ambas trabajando con una noción de espacio co-extenso (se ve más en el
de Felipe IV, que está ubicada casi en el límite de la superficie pictórica, así como las telas que están
acompañando a Luis XIV).
Hay un tratamiento de la luz, que asume una función simbólica al concentrarse en las figuras de ambos
reyes, y tenemos obras que apelan al compromiso del espectador, a las sensaciones y a los sentimientos
a partir del uso del color, tratamiento de las superficies.
Pensar en las funciones de estas imágenes, que en el caso de los reyes sustituían la presencia real del
Rey para ciertos actos (en los territorios coloniales).
Representaciones de la vida real (Las meninas de Velázquez). A la infanta Margarita se la ve
acompañada de los sirvientes que la preparaban para la realización de ese retrato.
Se ven también las características del barroco: noción de espacio co-extenso en el marco del cuadro que
parece estar por sobre los espectadores, y un espejo que detrás refleja a los reyes que en teoría estarán
en el lugar de los espectadores.
Hay un tratamiento naturalista y simbólico de la luz, hay un marcado naturalismo en la representación de
los cuerpos y los espacios y también una captación del instante característico del arte barroco. Los
retratados están captados en un instante determinado, cada uno refleja una pasión determinada, una
emoción que se transmite a través de su representación visual.
Este cuadro ha sido interpretado para
pensar algo del periodo barroco y es la dignidad de la pintura. Velázquez se representó a sí mismo en el
recinto que estaban los reyes y se representó en el acto de hacer un cuadro.
Y esto tiene que ver con los
debates, los procesos por el cual las artes figurativas y la arquitectura van sufriendo una transformación
y los artistas desarrollan una serie de esfuerzos para que se reconozcan la dignidad de su producción y
que se comiencen a pensar las artes no tanto como una acción manual, en esta distinción típica del
pensamiento medieval, sino como un arte liberal.
Jonathan Brown dice que el cuadro representa todo un alegato de la dignidad de la pintura, notamos que
Velázquez se pinta a sí mismo en una actitud reflexiva, pensativa, que tiene que ver con
pensar/sostener/destacar que en la pintura no hay un gesto manual, sino que hay un gesto racional de
pensamiento, de organización, composición, análisis.
El cuadro nos sirve para traer a colación el debate
de la problemática de la dignidad de las artes que además está relacionado con el mecenazgo real y con
la injerencia del Estado, cada vez más en esta esfera de las artes.
También nos dice el autor que la pintura en particular, Velázquez está representando su propia dignidad
personal, en tanto que se representa en el mismo espacio que están los reyes y a partir del análisis de la
propia trayectoria del pintor en la Corte.
Queridos lectores, si les gusto lo que escribí pueden contribuir, muchas gracias.
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