Mientras Europa ardía en las trincheras de la Gran Guerra, otra tragedia silenciosa ocurría en España. En la madrugada del 2 de enero de 1918, un incendio se declaró en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, la joya barroca que Felipe V había construido como refugio regio.
Para cuando los bomberos de Segovia lograron llegar - retrasados por carreteras bloqueadas de nieve -, las llamas ya habían devorado parte del ala noreste del palacio, llevándose consigo siglos de memoria artística.
Crónica de un Desastre Anunciado
El fuego comenzó en el Salón de los Mármoles, probablemente por un fallo en el sistema de calefacción (aunque nunca se descartó por completo un cortocircuito eléctrico). Las condiciones eran perfectas para la tragedia:
- Estructura vulnerable: Techos de madera tallada y suelos de tarima que ardieron como yesca.
- Colecciones inflamables: Tapices flamencos del siglo XVI, cortinas de terciopelo y marcos dorados.
- Invierno cruel: -12°C que congelaron las mangueras de los bomberos.
Entre las pérdidas más dolorosas:
- La serie completa de retratos de los Duques de Parma, obra de Van Loo.
- Seis tapices de la serie "Las Cuatro Partes del Mundo", tejidos con hilos de oro en Bruselas.
- El mobiliario original del dormitorio de Isabel Farnesio, incluido su tocador de porcelana de Sèvres.
Heroísmos y Tragedias en la Noche Blanca
Mientras las llamas ascendían por las escaleras principales, una cadena humana de guardias, jardineros y vecinos intentó salvar lo imposible:
- El mayordomo real Romualdo García rescató el relicario de Felipe V arrojándolo por una ventana a la nieve.
- Dos ayudantes de cocina perdieron la vista por el humo al intentar salvar vajillas históricas.
- Los bomberos segovianos, sin equipo adecuado, tuvieron que derribar paredes para crear cortafuegos.
Las Cicatrices que Perviven
Al amanecer, el balance era desolador:
- 30% del palacio destruido (principalmente las estancias privadas reales).
- 78 obras de arte perdidas para siempre.
- 200 años de historia reducidos a cenizas.
Alfonso XIII, que pasaba el invierno en Palacio, ordenó una investigación que nunca encontró responsables. La prensa de la época habló de "la noche que España perdió parte de su alma" (ABC, 3/1/1918). Hoy, en las visitas guiadas, aún se señalan:
- Las marcas de quemaduras en los mármoles de la Galería Principal.
- El "Rincón del Lamento" donde se apilaron obras carbonizadas.
- La placa que recuerda a los héroes anónimos de aquella noche.
Dato macabro: El incendio reveló un pasadizo secreto entre los aposentos reales que nadie conocía... completamente lleno de humo.
¿Sabías que...? Algunas pinturas "perdidas" aparecieron décadas después en colecciones privadas, robadas durante el caos del incendio. El último reapareció en 2009 en una subasta en Londres.
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