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miércoles, 11 de junio de 2025

El deseo prohibido

 


Julián era un joven de 16 años, sus padres eran dueños de un pequeño almacén, que ellos mismos atendían, ya que no daban los números para tener empleados.


Si bien el joven tenia amigos en la secundaria, por pequeños gestos, comentarios y acciones. El sabia era el más pobre del grupo. 


Si bien, ni sus amigos, ni compañeros nunca le hicieron, ni dijeron algo sobre su clase social. Julián empezó a sentirse mal y evito ir al colegio por esta razón.


Todos creían en la escuela, incluso su familia, que era una etapa de rebeldía o que estaba enamorado. Sin embargo en la mente de aquel joven el deseo de dinero y poder, le estaba carcomiendo el alma.


Para distraerse salia a andar en bicicleta por la ciudad. Una tarde soleada, que había faltado al colegio, pedaleo tanto que llego a las afueras de la ciudad, cerca de una estancia abandonada.


Si bien el sitio era tétrico y algo atemorizante, Julián no tenia miedo y observo el lugar. Pensó que necesita algo para cambiar su situación, y suspirando muy frustrado, escucho una voz.


Julián escucho: ¿Acaso usted joven desea poder y dinero?


Si bien esa pregunta lo descoloco por un segundo, su ambicioso inconsciente respondió rápido y con un leve si, afirmo tal pregunta. Empezó a ver en todas direcciones, quien le estaba hablando. Por lo claro que escucho esa pregunta, esa persona tenia que estar muy cerca. 




Se volvió a escuchar la voz, "Julián, mira hacia el árbol"Había un viejo sauce de más 3 metros a un lado, sus ramas se empezaron a mover como si fueran brazos.


El joven pensó que era una broma y empezó a rodear el árbol, llevándose la sorpresa de que no había nadie atrás, ni cerca de aquel sauce.


Ya muy asustado y por irse corriendo, sin importarle su bicicleta, el árbol le dijo: "Julián no tengas miedo, soy tu amigo, te voy a ayudar a ser un hombre rico y poderoso, toma este pequeño regalo de mi parte".


De repente, un mini-tornado apareció a un lado y trajo consigo varios billetes, el árbol le explico lo siguiente:


"Julián, cuando vuelvas a la ciudad, en el centro esta el supermercado, están rifando un auto, con la compra de mas de 10 artículos, compralos después de las 17  y pone el boleto con el nombre de tu padre, van a ganar el auto. Vendanlo y inviertan en su almacén". 


El joven tomo el dinero y un montón de pensamiento surcaron su mente mientras volvía a la ciudad. Sin embargo realizo todo lo que aquel raro árbol le dijo.


Cuando llega a su casa mas tarde de lo habitual, sus padres se enojaron pero el les cuenta las cosas a medias, les dice que su bici se rompió y tuvo que caminar y en el camino encontró dinero. Paso por el supermercado a comprar y le dio a sus padres, el boleto que puso a nombre de su papa.


Sus padres le creyeron y se rieron un poco de Julián por creer que podían ganar el auto, a lo que este remato: "Si ganamos el auto, deberíamos venderlo y invertir en el negocio".


Si bien para sus padres la experiencia quedo como una anécdota graciosa, Julián sabia que lo que paso seria un antes y después en su vida. Ese domingo se sorteaba el auto, y le insistió tanto a sus padres para ir, que terminaron accediendo.


Cuando nombraron al padre de Julián como ganador de un auto nuevo, estaban que no lo podían creer pero Julián en su mente recordó lo que le dijo el árbol.


Después de dos semanas, la familia vendió el auto nuevo y pudieron invertir esa gran cantidad de dinero en su pequeño almacén, compraron casi 2 años en mercadería. Construyeron una pequeña habitación para que tengan mas espacio y contraron a un joven para que ayude, al reformado negocio.

 

Todo la familia estaba viviendo un sueño gracias a la buena suerte de Julián, sin bien no les contó sobre aquel árbol parlante, ellos creían que su hijo tuvo una racha de muy buena suerte.


Julián en su juventud y inmadurez creyó que podía obtener mas dinero y poder, así que un fin de semana bajo la excusa de que iba a la casa de un amigo, tomo su bicicleta y volvió aquel apartado lugar donde habitaba ese viejo árbol.


Cuando llego saludo al sauce y le dijo gracias por lo que hizo. El árbol le respondió con un saludo cordial y menciono que sabia por que estaba devuelta en aquel lugar.


Ademas le dijo, que si quería mas dinero y poder, ya iba a tener que hacer un intercambio. Julián acepto y le dijo que era lo que tenia que hacer.


El árbol le dijo: "Del otro lado de la ciudad hay tres casas apartadas donde viven familias muy pobres, a partir de hoy y por 5 años, todos los viernes tenes que llevarles dinero y comida, si lo haces. El negocio de tu familia crecerá y sera el mas grande en la ciudad".


Julián replico: "Me parece bien pero como voy a ir a la casa de gente que no conozco y me van a aceptar la comida y el dinero", pregunto algo extrañado.


El árbol le dijo; "Deciles que vas de parte del capitán Jacinto, ademas de entre sus ramas, el viejo sauce, saco tres medallones muy extraños, y menciono, mostrales esto a cada padre de familia para que te crean".


Ese mismo día, Julián volvió a su casa tomo comida y dinero a escondidas y realizo el viaje como indico el árbol. Al llegar a la calle indicada vio las tres casas pegadas pero apartadas del resto, las edificaciones eran muy viejas y maltratadas.


Por ser fin de de semana, las tres familias estaban en sus patios charlando, cuando vieron que el joven se acerco a hablarles, le preguntaron que quería.


Julián dijo: "Buenas tardes, vengo de parte del capitán Jacinto y les traigo comida y dinero". Sacando de su bolsillo los tres medallones, las familias se quedaron extrañadas, ya que no conocían al joven, ni de lo que estaba hablando.


Sin embargo los tres hombres de familia que eran hermanos entre si, mostraron que tenían los mismos medallones, estos últimos y los que tenia Julián empezaron a brillar. 


Si bien fue un momento extraño para todos, los hombres aceptaron la encomienda del joven y no le preguntaron nada mas. Julián volvió a su casa después de ese extraño hecho, y pensó que quienes eran esas personas, y quien es el capitán Jacinto.


Como lo prometió, Julián iba cada viernes a esos hogares, a dejarles alimentos y dinero, para que sus padres no sospecharan les volvió a contar las cosas a medias. El dijo que tuvo la buena suerte de ganar ese auto y ahora su familia estaba bien económicamente y sentía la necesidad de ayudar a los que menos tenían. 


Sus padres conmovidos creyeron que su hijo no solo era afortunado sino de gran corazón por ayudar a los demás. Si bien la verdad, era que Julián lo hacia por deseos muy egoístas.


Tal y como dijo el viejo árbol, el almacén le empezó a ir muy bien, por lo que tuvieron que contratar mas gente y al año inauguraron una sucursal. A todo esto Julián cumplía a raja tabla, lo pactado con aquel viejo sauce y cada viernes a las 5 de la tarde, iba a puntual al otro lado de la ciudad.


Esta rutina era simple, Julián cargaba su mochila con comida y aparte llevaba una cantidad de dinero lo suficiente como para las tres familias, se los entregaba a los tres hermanos y casi sin mediar palabras se iba. 


Un día casi después de realizar esta rutina hermética por dos años, le entro la curiosidad, y le pregunto a uno de los hombres, quien era el capitán Jacinto.


A lo que este hombre llamado Mario, replico: "Tardaste mucho en preguntar esto muchacho, toma asiento y te lo cuento", le dijo.


"Yo y mis hermanos" (refiriéndose a los otros hombres de familia que vivían al lado) cuando eramos niños vivíamos, en una gran hacienda por fuera de la ciudad". 


Nuestros padres eran empleados en la hacienda, y nosotros a pesar de ser niños, ayudábamos en lo que podíamos en la labor diaria.


Un día, vino un hombre muy mayor (de unos 80 o 85 años) a caballo, vestido de militar pero por su edad era poco probable que lo fuera, el pidió algo de comida y agua. 


Si bien mis padres le querían ayudar, Santiago, el hijo del dueño de la hacienda, para hacerle una broma pesada le trajo comida llena de pimienta negra. 


El viejo hombre a caballo tomo la comida y su fue, los tres hermanitos siguen cautelosamente al hombre, después de unos metros, se detiene pone la comida a en el piso, eleva sus manos , y dice en voz alta:


"Miserable aquel, que por insana diversión, juega con la necesidad de un cansado viajero"


Si bien los hermanos se asustaron poco. Se preguntan que le estaba pasando al hombre y se acercan a preguntar, el viejo les dice lo que paso, a los que los niños dicen: 


"Pasa que Santiago, el hijo de los patrones es muy malo a veces y solo piensa en divertirse incluso si alguien sale lastimado".


El viejo les responde: 


"Si lo se, lo he estado observando y ya hecho muchas maldades en la ciudad, por eso vine a castigarlo, les quiero mostrar algo interesante pero no se asusten"


El viejo hombre a caballo, empieza a levitar y de sus manos brota una luz cegadora que se transforman en 3 amuletos para cada niño.


El hombre les dice: 


"Chicos, mi nombre es Jacinto, yo fui capitán del ejercito antes que la ciudad se fundara, hace 200 años, me mato un ladrón cuando lo quise detener por asaltar a una mujer en la hacienda donde trabajan sus padres y me enterraron en el sauce que esta en la entrada.


Santiago, el hijo de los patrones, es un hombre malo que tiene que ser castigado de alguna forma, voy hacer que la hacienda se venga a bajo como castigo pero no se enojen y recuerden esto.


En 25 años cuando ustedes sean hombres ya casados, va a ir un joven con dinero y comida, con unos medallones idénticos a los que les entregue. El les va a ayudar por las penurias que van a pasar ahora"


Mario le siguió contando a Julián que estaba casi anonadado con el relato, que la hacienda le empezó a ir mal de golpe, la cosecha se arruino, las deudas llegaron, los patrones tuvieron un accidente y fallecieron, solo quedando Santiago que por ese entonces tenia unos 23 años.


Este ultimo si bien era un hombre de campo, le gustaba la vida fácil y los vicios, así que ante la ausencia de sus padres y con los problemas de la hacienda, decidió poner un casino clandestino en su hogar. 


Al poco tiempo, en una pelea termino apuñalado, teniendo que pasar casi 2 meses en el hospital hasta terminar falleciendo. La hacienda con todas las deudas y sin herederos quedo abandonada, ya que su tierra quedo infértil sin causa aparente.


Después de esta historia, Julián volviendo a su casa pensó en todo eso. Como su situación mejoro gracias a aquel misterioso árbol pero en el poder que tenia.  


Si le quería hacer daño podía terminar mal como el hijo de los hacendados y eso lo dejo muy pensativo. Paso un tiempo más y se cumplieron los 5 años, ya Julián eran un joven de 21 años, y su familia era una de las mas ricas de la ciudad.


En esos 5 años Julián, nunca más fue a aquella hacienda abandonada pero cuando cumplió el tiempo decidió volver a hablar con el árbol. 


Lo saludo devuelta y el árbol le respondió cordialmente: 


-"Veo que has crecido, Julián me alegra verte".


-"Hola como estas" respondió Julian, "Si a pasado tiempo, cumplí con lo acordado y me contaron lo que paso hace años en este hacienda."


A lo que árbol respondió: 


Si ya ves muchacho a veces cuando alguien hace un mal y se lo castiga, tiene que perjudicar a otros. Para castigar aquel mal hombre, la familia de los peones tuvo que quedarse sin sustento por varios años.


Es por ello que fuiste elegido para compensar ese daño, esos medallones les van a traer prosperidad y salud a esos tres hermanos y sus familias. 


Julián sabia todo eso pero una parte de el, quería, más poder y dinero.


El árbol mirando a través de sus ojos, le dijo: 


"Julián tu eres capas de cometer cualquier cosa ya sea buena o mala para satisfacer tus deseos, eso muy malo y egoísta"


Julián algo apenado, dijo: 


"Lo se pero soy así, no se si pueda cambiar alguna vez". 


El sauce le dijo: Esta va hacer la ultima vez que hablemos, la próxima vez tu estarás de este lado, procura ser bueno pero sin esperar nada a cambio. De repente el sauce quedo en silencio y el joven sabia que esa voz ya no la escucharía, por lo menos mientras este vivo.


Volviendo a su hogar, pensó en esos acontecimientos, y se fue a dormir.


Volvió a pasar el tiempo, esta vez pasaron 45 años, Julián ya era un hombre de 66 años con hijos y esposa e incluso nietos pequeños. Sus padres habían fallecido de viejos, y se había convertido en un político local exitoso, casi se podría decir que era el dueño de la ciudad.


Si bien todo lo que había vivido de joven con aquel misterioso árbol y las familias que ayudo, lo mantuvo en secreto, solo los tres hermanos que ya eran unos ancianos conocían los acontecimientos.


Todo el mundo, decía Don Julián era el ejemplo a seguir, que era el mas trabajador y que llego a donde esta por su esfuerzo y determinación.


El mismo Julián pensaba y se reía internamente..."Si supieran que un árbol que habla me dio dinero, para ganar un auto y ayudar a mis padres con su negocio". 


Ademas el sentía un enojo particular cuando la gente de mediana edad le decía a los jóvenes que tenían que esforzarse para llegar a ser como Don Julián. 


El mismo pensaba como sus padres trabajaron como burros y sin ese golpe de suerte hubieran trabajado hasta el cansancio, sin llegar nadie. El sabia que la suerte lo era casi todo para triunfar, pero su fachada de hombre exitoso de negocios se quedaría en la nada si ponía hablar del tema.


Un día, después de una reunión de negocios, y con algo de tiempo libre, decidió, salir a andar con su auto y contemplo como había cambiado la ciudad desde sus días de juventud.


Sin darse cuenta, termino en la zona de la vieja hacienda que ahora se había transformado en una plaza. Sin embargo aquel viejo sauce se mantenía firme, incluso tenia unos sauces mas jóvenes en su costado. Como no había nadie cerca, le empezó a hablar al sauce.


"Hola, ¿como estas? Cuanto tiempo, como ves ya soy un señor grande, tengo nietos y todo, soy el hombre mas rico de esta ciudad. Todavía soy ambicioso pero me di cuenta que la ambición tiene el limite de la vida, si la ambición del hombre necesita de la vida ajena, ya eso es inaceptable para mi".


De repente, un viento helado hace presencia, y de la nada, se materializa un hombre joven. 


"Hola Julián, soy Santiago el hijo de los antiguos dueños de la hacienda".


Julián sorprendido, dijo: Pero usted murió hace muchísimos años, antes de que yo naciera.


"Si es verdad, si estuviera vivo tendría casi 100 años". Respondió Santiago.


El hombre le dijo a Julián, que cuando estaba con vida era un ser egoísta, ya que sus padres le dan todo. Que su única razón de vida era molestar y tener vicios. Por las noches se dedicaba a ir de fiesta en fiesta y peleaba con todo el mundo, llego a crear mucha discordia y violencia entre los vecinos en aquella época.


Julián le pregunto que hacia en ese lugar y si estaba arrepentido de lo que hizo.


Santiago respondió: 


"Cuando mis padres fallecieron una parte de mi estaba enojada con la vida pero a su vez liberado por que podía hacer lo quisiera, así que mis vicios y violencia si intensificaron.


La noche de la pelea, prácticamente estaba fuera de si, solo quería el placer del alcohol, las mujeres y la violencia por violencia.


Después en el hospital, fue una etapa de puro dolor y una vez que pase al otro lado, sabia que había hecho mal y mucha gente a mi alrededor salio perjudicada.


Me dieron otra oportunidad y re-encarne. 


No te quiero asustar pero yo re-encarne en ti, Julián".


En ese momento, Julián sorprendido estaba observando que su sombra y la sombra de Santiago estaban unidas de de una forma extraña. 


"Recién hoy, tu deseo de poder, se libero, que originalmente eran mis vicios, y egoísmo".


Continuo hablando: 


"Tus deseos los pudiste contener, ya había interferido el alma de Jacinto para que esta vez haga bien las cosas a través de tu vida".


Julián pregunto: 


"Y ahora que va a pasar? Si tu alma re-encarno en mi y ahora nos separamos, quiere decir que voy a dejar de existir..."


Santiago respondió que no.


Que su alma puede elevarse, ya que a través de el, pudo superar su egoísmo y sentirse bien sin necesidad de dañar a otros. 


De repente una luz muy fuerte cegó a Julián, mientras que Santiago flotaba y se iba.


"Fue muy divertido, estar en tu vida, en algún momento, nos volveremos a ver".


Julián después de esa experiencia reveladora ademas de intensa, volvió a su hogar, miro una foto de sus padres y lloro de felicidad. 


Y una voz le dijo: Julián si bien te dije que íbamos a hablar cuando pasaras al otro lado me refería al alma de Santiago. Igualmente quería saludarte y decirte que estoy orgulloso de como viviste y lo que aprendiste todos estos años. Ademas hay dos personas que quieren saludarte también. 


Al girarse, mira como están sus padres sonrientes y un hombre vestido de militar a su lado. 



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