Manuel Roxas: el arquitecto de la independencia filipina que no vivió para verla florecer
Filipinas, como muchas naciones del siglo XX, pasó de ser una colonia a convertirse en una república independiente en medio de guerras, ocupaciones y tensiones globales. En ese complejo contexto emergió la figura de Manuel Roxas, el hombre que se convertiría en el primer presidente del país tras su independencia de Estados Unidos, y también uno de los líderes más influyentes —y polémicos— del tránsito filipino hacia la soberanía.
De Capiz al poder
Manuel Roxas nació el 1 de enero de 1892 en la ciudad de Capiz, en la isla de Panay, al oeste del archipiélago. La ciudad, de hecho, fue rebautizada años más tarde como Roxas City en su honor, reflejo del peso político que llegó a tener. Su familia, de clase media acomodada, le dio acceso a una educación sólida: estudió en Manila High School, donde se graduó en 1909, y luego se formó como abogado en la Universidad de Filipinas, obteniendo su título en 1913.
Casado con Trinidad de Leon, Roxas tuvo dos hijos, uno de los cuales, Gerardo Roxas, también se involucraría en la política nacional como senador. La política, de hecho, parecía estar en el ADN familiar.
Ascenso meteórico… y guerra
Roxas tuvo un ascenso político constante. Fue secretario del presidente Manuel L. Quezon durante la etapa de la Mancomunidad Filipina, y en 1941 fue arrestado brevemente por las tropas japonesas que ocuparon Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial. Su cercanía con el general Douglas MacArthur, líder de las fuerzas aliadas en el Pacífico, le valió respeto… pero también sospechas.
Durante la llamada Segunda República, establecida bajo ocupación japonesa, Roxas formó parte del gobierno títere liderado por José P. Laurel, lo que le generó fuertes críticas y una posterior acusación de colaboracionismo. Sin embargo, tras la guerra fue exonerado por los tribunales, y su carrera política no solo sobrevivió, sino que dio un salto mayor.
El primer presidente independiente
Tras el fin de la guerra y la liberación del país, Roxas fue elegido presidente del Senado en 1945. Apenas un año más tarde, se postuló como presidente bajo la bandera del Partido Nacionalista. El 23 de abril de 1946 ganó las elecciones con el 54 % de los votos, y el 4 de julio de ese mismo año, en una fecha cuidadosamente elegida para coincidir con el Día de la Independencia de EE. UU., se convirtió en el primer presidente de la Tercera República Filipina. Tenía 56 años.
Su presidencia estuvo marcada por la difícil reconstrucción nacional: Filipinas estaba devastada por la guerra, necesitaba ayuda externa y tenía que encontrar su lugar en un nuevo orden internacional dominado por las tensiones de la Guerra Fría. Roxas buscó mantener lazos estrechos con Estados Unidos, lo que no fue bien recibido por todos los sectores. Muchos lo vieron como demasiado complaciente con los intereses estadounidenses.
Un final abrupto
En medio de estos desafíos, Roxas falleció inesperadamente el 15 de abril de 1948 mientras daba un discurso en Pampanga. Tenía solo 56 años y apenas había cumplido dos años de gobierno. Su muerte dejó muchos proyectos inconclusos y sumió al país en un nuevo momento de transición.
Hoy en día, Manuel Roxas es recordado como una figura crucial en la historia filipina: el primer presidente de un país libre, un político hábil y ambicioso, y también un símbolo de las complejidades que implicó la descolonización en el siglo XX.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario