EL VALLE CENTRAL (SIGLOS XII-XIV) Hagamos un breve resumen de la historia del valle en los dos siglos que anteceden a la invasión europea.
Los tres «reinos» o señoríos más destacados eran el de los tepaneca en Azcapotzalco, el de los cullhuas de Culhuacan, cuyos orígenes los ligaban a Tula, y el señorío más reciente era el de Texcoco, en donde «chichimecas» llegados desde el norte durante el siglo XII conformarían uno de los grupos más relevantes.
Los mexica formaban parte de esas migraciones y habrían sido los últimos en llegar. Por ello, durante cierto tiempo estuvieron sometidos a dominación tepaneca. El grupo mexica se divide en dos «reinos», el de Tenochtitlan y el de Tlatelolco.
Después de varias incidencias, los mexica derrotan a los tepaneca de Azcapotzalco, independizándose de ellos y rearmando en 1430 una nueva Triple Alianza, encabezada ahora por Tenochitlan, con Texcoco y Tlacopan.
Esta nueva Triple Alianza, en la cual, el líder mexica impondría finalmente su preeminencia a medida que extendía sus campañas militares recibiría tributos de distintos grupos étnicos a través de un complejo sistema en el cual, un funcionario, el calpixe ocuparía un lugar destacado como administrador de los tributos debidos al segmento dominante.
La organización social de los pueblos del valle central en el momento de la invasión europea era sumamente compleja (y, por supuesto, variaba mucho regionalmente).
La organización territorial de base era el altepetl «reino» y el tlahtocayotl «señorío». La diferencia entre ambos se asemeja a la que existe entre «reino» y «señorío» en nuestra lengua, y que obviamente son aproximaciones que hacemos en base a nuestro conocimiento.
Los miembros de la «familia» -linaje- de los señores principales recibían el nombre de pilli «noble» o «principales». Una de las funciones básicas de los pipiltin sería la guerra, la maquinaria de división social más eficaz del período prehispánico en Mesoamérica.
La guerra era una de las formas de «ascenso social» más habituales. En la época de la segunda Triple Alianza todo el sistema político y religioso estaba dominado por la figura mexica (el «gran líder»), que cumplía funciones políticas y, sobre todo, religiosas y ceremoniales.
Él era el centro nodal de un complejo sistema simbólico —como interlocutor privilegiado del propio dios Huitzilopochtli— y el encargo de redistribuir recursos, abarcando unas treinta y ocho «provincias» dependientes de la Alianza.
El sector opuesto, el de los campesinos tributarios de los señores, es el de los macehualtin que debían sostener con su trabajo a sus autoridades inmediatas.
También había tributarios no campesinos (artesanos diversos, cazadores, etc.) que tributaban en el producto de su oficio. Por ello la palabra utilizada generalmente para «tributo» era tequitl (tequío castellanizada).
Un sector especializado, el de los comerciantes de larga distancia (pochteca) ocupaba también un lugar muy particular en la estructura social.
Estos mercaderes (y, con frecuencia, también espías) tenían la función de expandir el dominio de los grupos vencedores, pero, sobre todo, permitían que una serie de mercancías de alto valor estuviesen presentes en los tianguis (mercados), una pieza fundamental en el sistema de circulación prehispánico.
De este modo, sea a través de las corrientes debidas al tributo y su redistribución posterior o gracias al sistema de tianguis, una serie muy variada de bienes circulaban en todo el vasto espacio dominado por la Triple Alianza.
Las facilidades para el transporte por vía acuática en el área lacustre hicieron que algunos de estos mercados fueran realmente impresionantes en términos de alcance de sus productos.
Queridos lectores si les gusto lo que leyeron, puede contribuir un poco. Muchas gracias
No hay comentarios.:
Publicar un comentario