Desde 1930, en Argentina se inicio de la era militar, los generales que se apoderan de la casa rosada prometen al país “un destino de grandeza”, esta cuestión corresponde a expectativas con base concretas.
A partir del siglo XIX la Argentina se conformó como un país nuevo, parecía destinado a rivalizar con la gran nación norteña y constituirse en el verdadero polo latino del Nuevo Mundo.
La sociedad presenta rasgos de evidente modernidad, por su amplitud de clase media, el nivel cultural, la alfabetización masiva y la calidad de sus elites intelectuales.
Esta modernidad es el telón de fondo de una crisis generalizada en la sociedad que se manifiesta en el campo político y presenta síntomas recurrentes en lo económico.
La inestabilidad política y la persistente hegemonía del poder militar desde el ´30 forman dos caras de la vida pública. 1930, 1943, 1955, 1962, 1966, y 1976 representan las fechas del derrocamiento de gobiernos civiles por golpes de fuerzas armadas.
Del ´30 al ´80 ningún presidente fue libremente elegido sin condicionamiento ni veto militar dentro de un proceso normal de sucesión.
Si bien el mandato constitucional es de seis años, el promedio de las presidencias fue de dos años a diez meses. De los 16 presidentes entre 1930 y 1973, once fueron militares, y solo Justo y Perón permanecieron en la casa rosada hasta terminar su mandato.
El golpe del ´76 en Argentina se trata de un proceso reiterado y previsible dentro de una ininterrumpida sucesión en el poder de civiles y militares. La dominación política no es ni nueva ni coyuntural.
Tiene rasgos propios dentro del continente por su semi-institucionalizacion. Por eso 1976 aparece como una recaída, una nueva fase del ciclo sin fin con la retórica de siempre y las mismas aparentes finalidades, no solo el “destino de grandeza” de los discursos, sino los objetivos de la democracia fuerte y estable. Del aparato productivo eficiente y competitivo que permitirán superar el estancamiento y la alternancia cívico militar.
Muchos autores empiezan por el análisis del funcionamiento del sistema político real, ver cómo y a través de que mecanismos se manifiesta a prolongada hegemonía del poder militar frente a expectativas y comportamientos de demás actores.
Lo que nos conducirá a examinar la realidad de los actores sociales y su vinculación con el aparato productivo en la situación de alta modernidad que conoce el país, para poder así situar mejor las causas de la violencia política y las perspectivas actuales de la evolución nacional.
Soberanía militar y eterno retorno:
Desde el comienzo de la era militar se puede clasificar a los gobiernos civiles en tres categorías que se agregan a las dos variedades de regímenes militares, el “provisional” (1955) a veces disfrazado de civil (1962) y el “constituyente” (1966-1976) los tipos de Gobiernos Civiles serían:
Los que se apoyan sobre las fuerzas armadas.
Los que gobiernan neutralizando el ejército por tener cierta legitimidad militar propia.
Y todos los demás cuyo destino es ser derrocado por los militares.
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Sin embargo, nunca en la historia argentina contemporánea un golpe de estado ha tenido por objetivo derrocar a un gobierno que amenazara el statu quo social y que tratara de realizar importantes transformaciones estructurales.
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