El Post-impresionismo no es un estilo, tampoco una tendencia o un movimiento artístico en si.
En realidad es una sistematización historiográfica, en la que incluye a todos los artistas que iniciados en el impresionismo, evolucionaron a formas de pintar distintas, que además, resultaron muy diferentes entre sí.
No hay que olvidar que el movimiento impresionista fue de corta duración, apenas 10 años, momento a partir del cual todos los integrantes de ese grupo, a excepción de Monet, siguieron caminos muy distintos de su progresión artística.
Ese proceso posterior al impresionismo, es lo que se ha dado a llamar post-impresionismo. Recopila obras de artistas como Cezanne. En su paso por su etapa posterior a la impresionista, a la de Van Gogh o Gauguin. Como una etapa más corta, la de Toulouse Lautrec que apenas vivió esa etapa Impresionista.
De todos ellos la mayor repercusión pictórica de cara a los posteriores movimientos artísticos, serían la de Paul Cezanne, Vincent Van Gogh, y Paul Gauguin.
El primero con la representación del cubismo.
Van Gogh con el expresionismo a principios del XX.
Y Gauguin con el Fauvismo.
El de Cezanne es significativo para entender los nuevos derroteros de la pintura contemporánea.
Su paso por el impresionismo fue breve, y fue el primero en rechazar una pintura únicamente basada en valores visuales que afirma la mutabilidad de la realidad en función de las variaciones de luz.
Para Cezanne, la realidad es en cambio inmutable y lo que debe hacer el pintor para captarla en su verdadera objetividad es representar aquello que nunca cambia, lo esencial de las cosas.
Para Cezanne son inmutables las formas de los objetos, porque es lo que nunca varía. De ahí su interés en recuperar los volúmenes, reducir los objetos y figuras en sus formas geométricas esenciales.
La pintura no puede improvisarse, debe modelarse desde una realidad que es ante todo intelectual. De ahí su enorme repercusión en la obra de Picasso en concreto y el cubismo en general.
Fue Cezanne el primero en defender, la volumetría de la función, por encima de los objetos de la luz y por darle a la pintura la concepción intelectual y no simplemente sensorial.
Van Gogh es un caso singular, su compleja personalidad y su biografía le otorga un carácter intelectual, único a su pintura.
Se compone principalmente de su intensa vida interior, tal y como ocurre con el expresionismo en el exterior.
Para Van Gogh, el lienzo es el espacio en blanco donde desahoga sus penurias, sus fracasos, sus frustraciones y su locura. Tampoco le atraen las ilusiones ópticas.
Lo que le interesa es reflejar su mundo interior. Por todo ello los cuadros de Van Gogh, la imagen tiende a retorcerse y deformarse. Los colores resultan estridentes y el ritmo de las pinceladas irregular y agitado, lo que en conjunto crea una atmósfera febril y desesperante.
Consigue de esta manera que el cuadro cobre vida por sí mismo. Es el cuadro el que vibra, el que se agita y convulsiona, el que clama las dolencias de su autor, pero la obra por sí misma, no por lo que representa.
A partir de ese momento, "la pintura no representa, es".
La pintura de Gauguin es diferente, pero sigue ese principio establecido por Van Gogh, el de la plena autonomía del arte. Gauguin defiende que la representación de la realidad debe ser completamente libre, y que el artista en vez de reflejarla como la vemos, debe de modificarla hasta convertirla en un mero pretexto de lo que transforma el cuadro en un valor por sí mismo.
El artista en su libertad no debe de reproducir la realidad, sino recrearla hasta elaborar la obra de arte.
El protagonismo que le dará Gauguin, al color en este proceso de transformación de la realidad, tendrá también una instancia decisiva sobre el movimiento Fovista.
Distinta sería la contribución de los Neo impresionistas o Puntillista. Conservan el interés impresionista por conservar fielmente la realidad, lo hacen con una técnica muy diferente: aplicando color por unos diminutos puntos, separados entre sí, para que sea la retina que los mezcle en el ojo.
El resultado es muy diferente al de la pintura impresionista, porque ahora los cuadros están mucho más elaborados y porque el efecto es mucho menos espontáneo o natural del de los cuadros impresionistas.
Aunque eso sí, de un encanto singular y extraño. En definitiva el Post-impresionismo constituyó un paréntesis rico y variado en medio de una etapa llena de cambios, que anticipa la vorágine artística que supondrá el inicio del Siglo XX. La irrupción imparable y violenta de las vanguardias.
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