Introducción: El Brote que Convirtió la Ciudad en una Pista de Baile Macabra
En el caluroso verano de 1518, la ciudad de Estrasburgo (ent parte del Sacro Imperio Romano Germánico) fue testigo de uno de los episodios más enigmáticos y aterradores de la historia medieval.
Lo que comenzó con una sola mujer bailando de forma compulsiva en la calle se transformó en una epidemia masiva que obligó a cientos de personas a danzar hasta el agotamiento, la locura e incluso la muerte.
Este evento, conocido como la Epidemia del Baile o la Plaga de Baile, no fue una fiesta, sino una manifestación extrema de histeria colectiva alimentada por la miseria, la superstición y la desesperación.
Los Hechos: Crónica de una Pesadilla en Movimiento
La cronología del evento, basada en relatos de la época como los del médico Paracelso que luego la estudió, es tan fascinante como escalofriante:
1. La Primera Bailarina (Julio de 1518): Todo comenzó con una mujer conocida como Frau Troffea (o Trauffea). Sin motivo aparente, comenzó a bailar de forma frenética e incontrolable en una calle de Estrasburgo. Lo hizo durante días, sin poder detenerse, a pesar de las súplicas de su familia y vecinos.
2. El Contagio (Agosto de 1518): En una semana, la "fiebre" del baile había contagiado a unas 30 personas. Un mes después, la cifra se estimaba entre 100 y 400 afectados. Bailaban sin parar, sin mostrar alegría, con rostros desencajados por el agotamiento y el dolor.
3. La Desesperada (y Contraproducente) Solución de las Autoridades: Los magistrados de la ciudad, consternados y buscando una solución, consultaron con los médicos de la época.
Estos, descartando causas sobrenaturales, diagnosticaron un "exceso de sangre caliente" y prescribieron una cura tan lógica como catastrófica: más baile. Creían que si los afectados bailaban hasta quemar la "mala sangre", se curarían.
- Habilitaron graneros y una plaza de madera en el mercado de caballos.
- Contrataron músicos y bailarines profesionales para mantener a la gente en movimiento.
- Llegaron a prometer monedas de oro a quienes continuaran bailando.
4. El Desenlace: La solución fue un fracaso mortal. Forzar el baile continuo solo aceleró el colapso de los afectados. Muchos sufrieron infartos, derrames cerebrales, ataques de epilepsia o agotamiento extremo.
Se estima que decenas de personas murieron literalmente bailando. La epidemia solo comenzó a remitir semanas después, cuando los bailarines supervivientes fueron llevados en peregrinación a un santuario dedicado a San Vito (un santo asociado a las enfermedades neurológicas) en la cercana localidad de Saverne.
Los Síntomas: No Era una Danza, Era una Convulsión
Los afectados no estaban participando en una celebración. Sus movimientos se asemejaban más a una crisis epiléptica o a un trance disociativo:
Movimientos Espasmódicos y Caóticos: No seguían un ritmo ni una coreografía. Se retorcían, saltaban y se sacudían de forma violenta.
Expresiones de Angustia: Sus rostros mostraban pánico, dolor y un profundo agotamiento, no alegría o éxtasis.
Inconsciencia Parcial: Muchos parecían estar en un estado de trance, ajenos a su entorno y a sus propias limitaciones físicas.
Consecuencias Físicas Graves: Sudoración profusa, alucinaciones, dolor muscular extremo, fracturas por agotamiento, infartos y muerte.
Explicaciones: ¿Qué Pudo Causar semejante Locura Colectiva?
Los historiadores y científicos modernos descartan una causa única, proponiendo un "cóctel perfecto" de factores:
1. Estrés Psicosocial Extremo (La Teoría Más Sólida): Estrasburgo en 1518 era un polvorín social.
Miseria Generalizada: La ciudad sufría hambrunas recurrentes, extrema pobreza y una plaga de enfermedades como la sífilis y la viruela.
Alta Mortalidad Infantil: La desesperanza y el duelo constante eran el pan de cada día.
Ansiedad Escatológica: La sociedad medieval vivía inmersa en un miedo profundo a la condenación eterna y al castigo divino.
El "Baile" como Válvula de Escape: En este contexto, la histeria colectiva (o Enfermedad Psicógena Masiva) fue la forma en que la psique colectiva encontró una salida física catártica para una angustia psicológica insoportable. El cuerpo, incapaz de contener más sufrimiento, "estalló" en movimientos incontrolables.
2. Envenenamiento por Cornezuelo de Centeno (Ergotismo): Esta teoría, propuesta por el investigador John Waller, es muy plausible. El cornezuelo es un hongo que infecta el grano del centeno (base de la alimentación de los pobres) y produce alcaloides similares al LSD. El envenenamiento masivo (conocido entonces como "Fuego de San Antonio") causa:
Espasmos musculares, convulsiones, alucinaciones y sensación de ardor en las extremidades. Estos síntomas encajan con las descripciones de los bailarines.
Crítica: El ergotismo suele causar gangrena y muerte del tejido, algo que no se menciona prominentemente en las crónicas. Además, no explica por qué el "contagio" se limitó al comportamiento de bailar.
3. Presión de Creencias Religiosas y Culturales:
La Maldición de San Vito: Una leyenda extendida en la región del Rin decía que quien provocara la ira de San Vito sería castigado a bailar sin descanso.
El miedo a esta maldición creó un potente "guion cultural" para la expresión de la enfermedad. La gente, ante un malestar físico o psicológico, podía interpretarlo como el inicio del castigo y, por sugestión, comenzar a actuar el papel del "bailador maldito".
Cultos de Posesión: Algunos historiadores sugieren la existencia de sectas dionisíacas o de cultos a la posesión que pudieron haber servido como detonante, aunque la escala y el carácter público del evento apuntan más a una histeria generalizada.
Ejemplos y Paralelismos Históricos
La Epidemia de 1518 no fue un hecho aislado. Forma parte de una serie de "manías de baile" que barrieron Europa Central entre los siglos XIV y XVII:
Epidemia de Baile de Aquisgrán (1374): Un brote similar donde cientos de personas bailaron en las calles, gritando y viendo visiones, hasta colapsar.
Epidemia de la Risa de Tanganica (1962): Un caso moderno donde el estrés y la ansiedad se manifestaron como ataques de risa incontrolable que se propagaron por escuelas y comunidades.
Síndromes Culturales Específicos: Como el "Latah" en el sudeste asiático o el "Jumping Frenchmen of Maine", donde un estímulo sorpresa provoca una respuesta motora exagerada e imitación compulsiva.
Críticas y Matices a las Interpretaciones
1. ¿Histeria o Enfermedad Orgánica?: La teoría del cornezuelo ofrece una explicación biológica tangible, pero es difícil de probar de forma concluyente 500 años después.
Lo más probable es que un envenenamiento leve (causando ansiedad y espasmos) actuara como detonante de una histeria masiva en una población predispuesta.
2. El Peligro de la Psicologización Retrospectiva: Aplicar el término moderno de "histeria colectiva" a una sociedad medieval puede ser anacrónico. Para ellos, el evento tenía una explicación sobrenatural clara: una maldición o una posesión. Nuestra explicación psicológica ignora su marco de comprensión del mundo.
3. ¿Fue una Forma de Protesta Social Inconsciente?: Algunos teóricos ven en la epidemia un acto de rebelión simbólica contra el orden establecido.
Al "enfermarse" de forma tan espectacular y disruptiva, los más pobres y oprimidos de Estrasburgo paralizaron la ciudad y obligaron a las autoridades a actuar, logrando (aunque fuera de forma trágica) ser vistos y escuchados.
4. La Responsabilidad de las Autoridades: La decisión de promover más baile revela una profunda incomprensión de la enfermedad mental y una desesperación por controlar el caos. Su intervención, aunque bienintencionada según su conocimiento, fue iatrogénica (causó más daño).
Conclusión: La Danza de la Desesperación
La Epidemia del Baile de 1518 no es solo una curiosidad macabra de la historia. Es un testimonio estremecedor del poder de la mente sobre el cuerpo y de cómo el sufrimiento colectivo puede manifestarse a través de síntomas físicos incontrolables.
Fue el grito desesperado de una comunidad al borde del abismo, un grito que no pudo articularse con palabras y que, en su lugar, se expresó a través de un baile mortal.
Nos recuerda que la línea entre la salud mental y física es muy delgada, y que el contexto social el hambre, el miedo y la falta de esperanza es un ingrediente fundamental para entender cualquier fenómeno de salud, tanto individual como colectivo.
Fue, en última instancia, la danza de la desesperación de una sociedad que no encontraba otro modo de expresar su profundo dolor.

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