La creciente actividad de la guerrilla inquietaba al gobierno militar y conmovía el clima social.
La propuesta del GAN (Gran Acuerdo Nacional) era diluir la insurrección con la vuelta a la actividad política y el fin de la proscripción del peronismo.
El supuesto de esta re-admisión era que Perón condenara la violencia para dejar sin sustento a las formaciones especiales que se proclamaban sus seguidoras (FAR, FAP, Montoneros).
La necesidad de lograr entendimientos para llevar adelante ese objetivo que empujará al presidente a negociar con el anciano líder, tratando de superar la desconfianza de éste, hacia las FF.AA. y la conciencia de que para muchos militares Perón no era otra cosa que un delincuente.
Con las FF.AA. en el gobierno y los peronistas en el llano sin alternativas de participación, el terrorismo podría aumentar y se desataría la represión, hasta que esa dinámica llevara a un enfrentamiento incontrolable.
Lo que Lanusse se proponía era la inclusión de los elementos moderados y propensos a la conciliación del peronismo.
Pero excluyendo a la persona de Perón como posible candidato, lo que haría posible un acuerdo para unir a las fuerzas políticas más significativas agrupadas en un proyecto validado por los militares.
En síntesis, un campo político donde amigos (militares/aliados) y adversarios (peronismo) se enfrentarán a enemigos (guerrilla/sectores radicalizados) que no contarían con apoyo en el conjunto de la sociedad.
Perón debía decidir si aceptaba un acuerdo o si se asumía una posición de enfrentamiento.
Su ventaja era que no compartía la urgencia de Lanusse de lograr un pacto rápido, más la complejidad del escenario y la sensibilidad del propio frente interno para entablar tratativas.
Por eso es que seguiría repartiendo el juego, alentando a todos los sectores del movimiento.
La táctica de Perón parecía consistir en operar con dos alas para cercar al gobierno con un movimiento de pinzas: hostigar a la casa rosada, jaquear a los políticos y gremialistas.
Con esto se buscaba apuntalar su posición hasta acelerar la salida electoral.
El GAN no era un pacto con Perón o los peronistas. Su base seria que las mayorías comprendieran que las minorías existían y que podían gobernar evitando los abusos de la época peronista, pero a la vez que estas últimas aceptaran el derecho de gobernar de las mayorías.
Todo el razonamiento de la negociación con Perón giraba en torno a la teoría del mal menor: rehabilitar al peronismo para aislar a los sectores radicalizados.
El GAN pasa a ser un llamamiento a la cordura para restablecer una democracia representativa, moderna, estable, y eficiente, sin hacer mención alguna de Perón, cuya participación quedaba librada a su propia iniciativa.
El GAN no se trataba mas que de otra cosa que de dar un paso atrás esperando que mejorara el humor castrense.
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