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jueves, 10 de julio de 2025

"El Resplandor Olvidado: Berlín y el Primer Amanecer de Neón"



Mientras Europa dormía su último invierno de paz verdadera, Berlín protagonizó una revolución luminosa que pasaría desapercibida en los libros de historia, pero no en el alma de la modernidad. 


El 2 de enero de 1912, cuando el reloj del Ayuntamiento de Mitte marcaba las 16:30 y el sol invernal ya se retiraba, un grupo de ingenieros de la AEG accionó los interruptores en Leipziger Straße. De pronto, 500 lámparas de neón - esos "tubos de vidrio que respiraban", como los llamaría después el poeta Paul Zech - bañaron Berlín con su luz espectral.


La ciencia como poesía urbana


El neón llegaba a Alemania como un prodigio francés (la patente de Georges Claude era de 1910), pero Berlín lo vistió de metáfora. Mientras el gas convencional chisporroteaba con cálidos tonos dorados, estas nuevas luces tenían algo de sobrenatural:


- Su tonalidad rojiza, producto de los tubos rellenos de gas noble, fue descrita por el Berliner Tageblatt como "el pulso eléctrico de la modernidad".


- Los primeros anuncios comerciales (como el de la Cafetería Victoria) convertían las calles en "versos luminosos escritos en el aire".


- Alfred Döblin, testigo del evento, anotó en su diario: "Parecía sangre diluida en cristal, o el aliento de un dragón moderno"


Los héroes anónimos del resplandor


Detrás del milagro hubo manos callosas:


- Operarios que trabajaron en turnos nocturnos a -10°C, frotando sus manos enguantadas para evitar que el vidrio se les pegara a la piel.


- Técnicos franceses que supervisaron el transporte de los cilindros de gas neón, sellados con cera de abeja y escoltados como tesoros de Estado.


- El dueño de la Cafetería Victoria, que registró en su libro de cuentas: "Hoy gasté 15 marcos en neón. Los clientes piden copias del menú iluminadas como recuerdo".


Paradojas históricas de la luz


Esta revolución silenciosa contenía sus propias contradicciones:


1. Eficiencia vs política: Aunque consumía un 40% menos energía que el gas convencional, el sistema sería desmantelado en 1922 por su alto costo.


2. Prestigio fugaz: Alemania buscaba superar a París (donde el neón ya iluminaba la Ópera), pero la Gran Guerra convertiría esta competencia en trivial.


3. Ironía temporal: Las mismas calles que en 1912 celebraban el progreso serían atravesadas por tanques en 1918.


3.652 noches de gloria


El alumbrado de neón berlinés apenas duró una década, pero su legado persiste:


- En los experimentos lumínicos de la Bauhaus.


- En los fondos expresionistas de "El gabinete del Dr. Caligari" (1920).


- En el tramo reconstruido del Deutsches Technikmuseum (Museo Alemán de la Técnica, donde los visitantes pueden ver los tubos originales que un día iluminaron la Leipziger Straße (Calle de Leipzig).


Como escribió un cronista anónimo en 1913:


 "Inventamos nuevas luces para olvidar que la oscuridad siempre vuelve". 


El neón de Berlín fue quizás el más bello de esos olvidos.


(Fuentes: Archivo Histórico de Berlín, memorias del ingeniero Otto Reuter (AEG, 1913), colección de recortes del Museo Alemán de Tecnología, diarios personales de Alfred Döblin).




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