Pedro Blanco Soto (Cochabamba, 21 de octubre de 1795 – Sucre, 1 de enero de 1829) fue un militar y político boliviano, presidente de Bolivia por solo cinco días, siendo su mandato el más breve en la historia del país.
Fue un destacado oficial durante la guerra de independencia del Perú y simpatizante de los proyectos anexionistas al Perú promovidos por Agustín Gamarra, Andrés de Santa Cruz y José Ramón de Loayza Pacheco.
Biografía
Pedro Blanco nació en Cochabamba, entonces parte del Virreinato del Perú, hijo de José Manuel Blanco y Vicenta Soto. A los 17 años se alistó en el ejército realista, participando en las campañas contra los patriotas argentinos en el Alto Perú.
Se destacó en la caballería, integrando el escuadrón de Cazadores Montados. Fue ascendido a teniente tras la batalla de Vilcapujio, y a capitán luego de la batalla de Viluma.
Durante la campaña de 1823, ya en el Bajo Perú, Blanco sobresalió por su valentía. En una escaramuza previa a la batalla de Torata, al mando de solo 35 jinetes, se enfrentó a la vanguardia enemiga, matando a un oficial patriota y recogiendo su espada y sombrero en medio del fuego cruzado.
Por este acto, recibió de manos del general Jerónimo Valdés un sable que había pertenecido al comandante argentino Gregorio Aráoz de Lamadrid, como recompensa por su heroísmo.
Paso al ejército patriota
A pesar de su prometedora carrera en el ejército realista, como muchos oficiales americanos, desertó y se unió al bando patriota.
Se incorporó al ejército peruano durante la segunda campaña de intermedios bajo el mando del general Andrés de Santa Cruz, participando en la batalla de Zepita. Al retirarse Santa Cruz, Blanco reunió a soldados dispersos y se unió a las fuerzas del guerrillero José Miguel Lanza. Combatió en la acción de Alzuri contra las tropas del general Olañeta, aunque fueron derrotados.
Posteriormente, se trasladó a Lima, donde se unió al Ejército Unido Libertador de Bolívar. Fue nombrado comandante del tercer escuadrón de los “Húsares del Perú”, distinguiéndose en la batalla de Junín, tras la cual Bolívar los renombró como “Húsares de Junín”, unidad que hoy constituye la Guardia Presidencial del Perú.
También combatió en la decisiva batalla de Ayacucho, donde fue gravemente herido. Se creyó que moriría, y al general José de La Mar le dijo: "General, muero, pero tengo la satisfacción de sellar con mi sangre la libertad de mi patria".
Carrera en Bolivia
Recuperado de sus heridas, Blanco regresó al Alto Perú, donde Bolívar había creado la República de Bolívar (actual Bolivia). Fue incorporado como general al ejército boliviano.
Sin embargo, el descontento por la presencia de tropas grancolombianas y el carácter autoritario del gobierno de Antonio José de Sucre generaron tensiones.
Sucre fue herido en un motín, y en este contexto, el ejército peruano de Agustín Gamarra invadió Bolivia con el objetivo de forzar la retirada de las tropas colombianas.
La división de Blanco se unió al ejército peruano, derrotando a fuerzas leales en Potosí y avanzando hasta Chuquisaca, donde capturaron brevemente al presidente Sucre.
El 6 de julio de 1828 se firmó el Tratado de Piquiza, que acordó la salida de las tropas colombianas y el retiro posterior del ejército peruano en septiembre.
Presidencia y asesinato
Tras el tratado, Blanco decidió continuar con el proyecto de anexión de Bolivia al Perú. Conspiró con Santa Cruz y Gamarra, aunque este último no quiso participar directamente. En septiembre de 1828, el coronel José Ramón de Loayza Pacheco, aliado de Blanco, proclamó en La Paz la República del Alto Perú, con apoyo popular.
El presidente interino José Miguel de Velasco entregó el poder al Congreso el 14 de diciembre. La Asamblea Constituyente, dominada por partidarios de la anexión, eligió a Pedro Blanco como presidente de Bolivia (y del Alto Perú) el 16 de diciembre de 1828, con Loayza como vicepresidente. Blanco asumió formalmente el 26 de diciembre.
Sin embargo, sus intenciones anexionistas pronto fueron descubiertas. El 31 de diciembre, los coroneles José Ballivián, Mariano Armaza y Manuel Vera se rebelaron. Blanco fue detenido junto a Loayza y sus colaboradores, y llevado herido al convento de La Recoleta en Sucre, donde fue asesinado el 1 de enero de 1829. Su cuerpo fue arrojado a un muladar, desnudo y acribillado.
El Congreso llamó nuevamente a Velasco para que asumiera la presidencia, hasta que Santa Cruz asumió finalmente el poder el 24 de mayo de 1829.
Legado
Pedro Blanco pasó a la historia como el presidente con el mandato más corto en Bolivia: 5 días efectivos, 6 oficiales. Su breve presidencia fue símbolo de las luchas internas por el destino político de Bolivia en sus primeros años de vida independiente.
El historiador español Mariano Torrente, en su obra sobre la independencia hispanoamericana, comentó sobre Blanco:
“Sensible es por cierto que un oficial tan recomendable hubiera sido sacrificado sucesivamente al furor de los mismos independientes, a cuyas filas se había pasado…”
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