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lunes, 16 de junio de 2025

2 de enero de 1762: Inglaterra declara la guerra a España




El 2 de enero de 1762, en el marco de la Guerra de los Siete Años (1756–1763), Inglaterra declaró oficialmente la guerra a España. 


¿La razón? 


La creciente alianza entre Francia y España, sellada por el llamado Tercer Pacto de Familia, un acuerdo que unía a las ramas borbónicas de ambas coronas. Esta decisión tuvo enormes consecuencias para el equilibrio colonial del mundo en el siglo XVIII, particularmente en América.


¿Qué fue el Pacto de Familia?


El Pacto de Familia era un acuerdo estratégico entre las dos principales casas borbónicas europeas: la de Luis XV de Francia y la de Carlos III de España. Ambos reyes eran primos, descendientes de Luis XIV, y compartían intereses comunes frente al avance de las potencias protestantes como Gran Bretaña. Este pacto buscaba coordinar acciones políticas y militares, especialmente en defensa de sus imperios coloniales.


La firma del tercer pacto, en agosto de 1761, levantó las alarmas en Londres. Para Inglaterra, significaba la posibilidad de un frente unido borbónico que podría debilitar su dominio naval y comercial, justo en un momento en que estaba luchando contra Francia en múltiples frentes.


La Guerra de los Siete Años: un conflicto verdaderamente global


Esta guerra, considerada por muchos historiadores como la primera guerra mundial, enfrentaba a grandes potencias europeas en teatros de batalla que incluían Europa, América del Norte, África, el Caribe, India y Asia. Inglaterra y Francia ya estaban enfrentadas desde 1756, pero con la entrada de España al conflicto en 1762, el escenario cambió radicalmente.


Gran Bretaña no dudó: al ver el acuerdo entre los Borbones como una amenaza directa a su supremacía marítima y comercial, declaró la guerra a España apenas iniciado el año 1762.


Consecuencias inmediatas: Cuba y Manila bajo fuego británico


La reacción británica fue rápida y brutal. Ese mismo año, las tropas inglesas invadieron La Habana (Cuba) y tomaron Manila (Filipinas), dos de los más importantes bastiones del imperio español en América y Asia. 


Aunque posteriormente fueron devueltos tras la firma del Tratado de París (1763), estas pérdidas temporales demostraron la fragilidad del imperio español frente a la maquinaria naval británica.


Además, la guerra supuso un golpe a la economía colonial española y al control comercial que ejercía sobre sus territorios. En cambio, para Inglaterra, fue una oportunidad para expandir su presencia en el Caribe y consolidar su hegemonía sobre los mares.


Un preludio a las independencias


Aunque en apariencia fue una guerra entre monarquías, este conflicto y sus consecuencias tuvieron un impacto profundo en el mundo colonial. 


Las derrotas militares y las reformas borbónicas que siguieron en España para recuperar el control fiscal y político de sus colonias crearon tensiones que, décadas después, alimentarían los movimientos independentistas en América Latina.


En resumen:


El 2 de enero de 1762, Inglaterra declaró la guerra a España por temor al Pacto de Familia Borbónico.


Esta decisión fue parte de la Guerra de los Siete Años, un conflicto global por el dominio imperial.


Inglaterra ocupó La Habana y Manila, demostrando su poder naval y dejando huellas profundas en el mapa colonial.


La guerra debilitó a España y empujó reformas que afectaron el vínculo con sus colonias, allanando el camino para futuras revoluciones independentistas.





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