1) Que te llevo a estudiar historia?
¿Qué es lo que me llevó a estudiar historia? Ojalá tuviera una respuesta más típica para este interrogante, pero la verdad es que no. La decisión concreta fue un tiro al aire, fue un impulso del momento que puede haber estado motivado por una percepción, por no decir, certeza muy vaga y bastante inaccesible en el momento sobre ¿estoy hecho para esto? o ¿podría dedicarme a esto? Porque siempre me interesó la historia. Lo que pasa es que en ese momento, antes de entrar a la universidad, incluso durante mis primeros años de la universidad, yo tenía una idea bastante rara de lo que era la historia, que por suerte pude modificar, ampliar y enriquecer enormemente. Eso lo voy a retomar después. En realidad mis primeros acercamientos fueron muy variados, muy variados en conexos, pero en cierto modo la historia siempre estuvo presente en mi vida y siempre me interpeló, aunque podría decirse de maneras medio atípicas. Lo mío no pasó por haber leído libros o novelas o haber jugado juegos de época. Tampoco tuve esa etapa de fascinación que los nenes chiquitos suelen tener con el Antiguo Egipto y ese tipo de cosas. No tan cliché por ahí. En realidad, a decir verdad, si tuviera que empezar por algún lugar, diría mi viejo, que es una persona muy culta, muy leída, con quien yo siempre tuve charlas muy interesantes aún de chico con él y él siempre, desde el conocimiento que él tenía, porque él no estudió humanidades, me hablaba sobre hechos trascendentales que quedaban grabados en su memoria también, su propia interpretación de la realidad, siempre me contaba algunos datos curiosos.
Creo que el germen estuvo ahí. Una de las cosas que más me interpelaron serían dos, por un lado. Una, que mi abuelo, o sea, su viejo, había estado en Abicinia, actual Etiopía, en la Segunda Guerra Mundial.
Primero en la invasión de 1936, después en la campaña contra los ingleses, después cayó prisionero de los ingleses, estuvo en un campo de presos de guerra en Inglaterra, más adelante vino a Argentina. Esto me gusta destacarlo, por un lado, porque siempre me resultó fascinante y me sigue resultando fascinante, aunque hoy lo puedo expresar con mayor claridad conceptual, haber tenido en mi familia a alguien que fue a la vez protagonista y víctima del imperialismo, porque él no era militar de carrera, y hasta donde sé, tampoco fascista. La otra gran cuestión sería el interés por el tema de la memoria y del terrorismo de Estado. Un hecho que yo tengo grabado fuego en la cabeza, por ejemplo, es en la esquina de O'Higgins y Saavedra, en un edificio que en un momento estuvo sin terminar, durante muchas décadas, había un mural pintado con una serie de nombres, una convocatoria a marchar por los 30 años del golpe, aniversario que fue en el año 2006. Un día, ese año, yo estaba en el auto con mi viejo, lo recuerdo perfectamente claro, era una tarde de otoño-invierno, y le pregunté por ese mural como quien pregunta cualquier cosa, y él me explicó, como pudo en su momento, que estas personas estaban desaparecidas, y que entre ellos estaba un amigo de él, y me contó someramente, de la mejor forma que le salió, que era la desaparición forzada de alguien. Y esas cuestiones se siguieron charlando en mi casa, mis viejos nunca entraron en detalles escabrosos, pero tampoco escondieron realmente la naturaleza de una cosa así.
Creo que eso fue también un elemento central, algo que me interpeló desde muy temprano. Desde temprano, en cierto modo, tuve la conciencia de que eso era algo que estaba ahí, que seguía ahí, que permanecía ahí, como una cicatriz que nunca termina de cerrar, por decirlo de alguna manera, que continúa todavía manifestándose y haciendo acto de presencia en nuestras vidas. Ese fue uno de los primeros momentos de conciencia histórica real que tuve, porque eso y no el programa Algo habrán hecho con Pergolini, la verdad no lo sé y me lo pregunto todavía.
Primero en la invasión de 1936, después en la campaña contra los ingleses, después cayó prisionero de los ingleses, estuvo en un campo de presos de guerra en Inglaterra, más adelante vino a Argentina. Esto me gusta destacarlo, por un lado, porque siempre me resultó fascinante y me sigue resultando fascinante, aunque hoy lo puedo expresar con mayor claridad conceptual, haber tenido en mi familia a alguien que fue a la vez protagonista y víctima del imperialismo, porque él no era militar de carrera, y hasta donde sé, tampoco fascista. La otra gran cuestión sería el interés por el tema de la memoria y del terrorismo de Estado. Un hecho que yo tengo grabado fuego en la cabeza, por ejemplo, es en la esquina de O'Higgins y Saavedra, en un edificio que en un momento estuvo sin terminar, durante muchas décadas, había un mural pintado con una serie de nombres, una convocatoria a marchar por los 30 años del golpe, aniversario que fue en el año 2006. Un día, ese año, yo estaba en el auto con mi viejo, lo recuerdo perfectamente claro, era una tarde de otoño-invierno, y le pregunté por ese mural como quien pregunta cualquier cosa, y él me explicó, como pudo en su momento, que estas personas estaban desaparecidas, y que entre ellos estaba un amigo de él, y me contó someramente, de la mejor forma que le salió, que era la desaparición forzada de alguien. Y esas cuestiones se siguieron charlando en mi casa, mis viejos nunca entraron en detalles escabrosos, pero tampoco escondieron realmente la naturaleza de una cosa así.
Creo que eso fue también un elemento central, algo que me interpeló desde muy temprano. Desde temprano, en cierto modo, tuve la conciencia de que eso era algo que estaba ahí, que seguía ahí, que permanecía ahí, como una cicatriz que nunca termina de cerrar, por decirlo de alguna manera, que continúa todavía manifestándose y haciendo acto de presencia en nuestras vidas. Ese fue uno de los primeros momentos de conciencia histórica real que tuve, porque eso y no el programa Algo habrán hecho con Pergolini, la verdad no lo sé y me lo pregunto todavía.
2) Quien es Federico Meo Peña?
Otros factores que me pueden haber llevado a acercarme a la historia o interesarme por la historia están también en el hecho de que las disputas por el pasado, por los usos del pasado, por las narrativas de la historia, es algo que también estuvo presente en mi casa desde que se empezó a hablar cada vez más de política, sobre todo cuando yo empecé el secundario. Después del escándalo de la 125, cuando mis viejos se dieron cuenta de que al decir de ellos. Clarín había perdido lo que le quedaba de su credibilidad, mis viejos empezaron, que siempre fueron peronistas, empezaron a ver 6, 7 y 8, que yo reconozco que también lo veía, reconozco que fue una parte de mi proceso de politización y también desde entonces sabía que en Argentina había diversos sectores que sostenían un determinado relato del pasado y otros sectores que planteaban otro relato. También podría agregar, tengo que agregar, me veo obligado a agregar en cuarto, en la escuela, en el normal.
Yo tuve una profesora, algunos de mis mejores recuerdos del secundario son en la materia de Historia en cuarto y quinto. La disfruté enormemente y a pesar de no haber aprendido mucho o no haberle sacado el jugo, era uno de los pocos lugares donde me sentía a gusto y creo que de ahí también se terminó de reforzar mi preferencia por la historia contemporánea. Es algo que lo llevo adentro.
Tuve una profesora durante unos meses, allá por 2013, que se llama Luciana Zazeta. En ese momento tuve una relación muy tensa con ella, pero hoy mentiría si dijera que no le debo mucho, realmente. Le mando un abrazo donde sea que esté.
Ella me introdujo a la periodización de Hausbaum. Yo aprendí con ella que existía algo llamado largo siglo XIX y corto siglo XX, aunque la forma de explicarlo y de comprenderlo fuera un nivel de análisis menor que en la universidad. También recuerdo que no tenía ningún problema en explicitar sus posturas políticas.
Era muy interesante también porque nos alentaba a tratar de interpretar la realidad, a tener una lectura más crítica, más cuestionadora, más trasgresora incluso si se quiere. También en Quinto, al año siguiente, en Historia vimos la Guerra Fría. Ya había tenido una aproximación a la geopolítica, incluso con la materia de construcción del espacio también en Cuarto.
Eso terminó de cimentar mi interés por el siglo XX también, que sí, es muy cliché, no tengo problema en reconocerlo. Creo que a eso también contribuyeron el cine, los documentales, la estética de las series de época, que es algo que también disfruto mucho. Así que eso sería básicamente toda mi prehistoria de mi conciencia histórica, por decirlo de alguna forma.
Pero lo cierto es que los porqués más refinados, más nobles si se quiere, en realidad los fui construyendo, adquiriendo, puliendo a medida que progresé en la carrera y abrí la mente y el corazón, por decirlo de alguna forma. Es un viaje bastante arduo, resultó para mí. Y soy consciente de que si yo no hubiera perseverado, si no hubiera tenido las condiciones que me permitieron perseverar en esta carrera, quizá mi conciencia histórica obviamente no sería la que tengo hoy, no sabría dónde estoy parado realmente.
Y eso es lo más valioso que te puede dar, que creo yo, que a una persona le puede dar el conocimiento de la historia. No tanto para el acopio erudito de datos, sino para reconocerse a uno como producto y productor de la realidad en la que está inserto. Que uno es capaz también de incidir para modificar esa realidad, aunque sea en una cuota mínima.
Y esto es algo de lo que, bien o mal, solo me volví consciente una vez que, tras varios años y fracasos, empecé a encontrarle sentido a la carrera. Empecé a encontrarle sentido, un equilibrio, pero también un gusto, que no por nada coincidió con las materias de tercero, con historia contemporánea y con las argentinas. ¿Quién es Federico Meo Peña? Que pregunta, ¿no?
Yo tuve una profesora, algunos de mis mejores recuerdos del secundario son en la materia de Historia en cuarto y quinto. La disfruté enormemente y a pesar de no haber aprendido mucho o no haberle sacado el jugo, era uno de los pocos lugares donde me sentía a gusto y creo que de ahí también se terminó de reforzar mi preferencia por la historia contemporánea. Es algo que lo llevo adentro.
Tuve una profesora durante unos meses, allá por 2013, que se llama Luciana Zazeta. En ese momento tuve una relación muy tensa con ella, pero hoy mentiría si dijera que no le debo mucho, realmente. Le mando un abrazo donde sea que esté.
Ella me introdujo a la periodización de Hausbaum. Yo aprendí con ella que existía algo llamado largo siglo XIX y corto siglo XX, aunque la forma de explicarlo y de comprenderlo fuera un nivel de análisis menor que en la universidad. También recuerdo que no tenía ningún problema en explicitar sus posturas políticas.
Era muy interesante también porque nos alentaba a tratar de interpretar la realidad, a tener una lectura más crítica, más cuestionadora, más trasgresora incluso si se quiere. También en Quinto, al año siguiente, en Historia vimos la Guerra Fría. Ya había tenido una aproximación a la geopolítica, incluso con la materia de construcción del espacio también en Cuarto.
Eso terminó de cimentar mi interés por el siglo XX también, que sí, es muy cliché, no tengo problema en reconocerlo. Creo que a eso también contribuyeron el cine, los documentales, la estética de las series de época, que es algo que también disfruto mucho. Así que eso sería básicamente toda mi prehistoria de mi conciencia histórica, por decirlo de alguna forma.
Pero lo cierto es que los porqués más refinados, más nobles si se quiere, en realidad los fui construyendo, adquiriendo, puliendo a medida que progresé en la carrera y abrí la mente y el corazón, por decirlo de alguna forma. Es un viaje bastante arduo, resultó para mí. Y soy consciente de que si yo no hubiera perseverado, si no hubiera tenido las condiciones que me permitieron perseverar en esta carrera, quizá mi conciencia histórica obviamente no sería la que tengo hoy, no sabría dónde estoy parado realmente.
Y eso es lo más valioso que te puede dar, que creo yo, que a una persona le puede dar el conocimiento de la historia. No tanto para el acopio erudito de datos, sino para reconocerse a uno como producto y productor de la realidad en la que está inserto. Que uno es capaz también de incidir para modificar esa realidad, aunque sea en una cuota mínima.
Y esto es algo de lo que, bien o mal, solo me volví consciente una vez que, tras varios años y fracasos, empecé a encontrarle sentido a la carrera. Empecé a encontrarle sentido, un equilibrio, pero también un gusto, que no por nada coincidió con las materias de tercero, con historia contemporánea y con las argentinas. ¿Quién es Federico Meo Peña? Que pregunta, ¿no?
La dejé para el último, como una peli de Tarantino, porque es la más difícil de contestar.
Es algo que yo me pregunto todos los días. Pero por lo pronto digamos que es un estudiante... Qué raro esto de hablar en tercera persona de uno mismo, ¿no? Mejor cambio a primera.
Es algo que yo me pregunto todos los días. Pero por lo pronto digamos que es un estudiante... Qué raro esto de hablar en tercera persona de uno mismo, ¿no? Mejor cambio a primera.
3) Desde tu perspectiva, como se ve a las personas que se dedican a los estudios de humanidades?
Soy un estudiante del Profesorado de Licenciatura en Historia de la Universidad Nacional del Sur, aunque más enfocado en el primero que en la segunda.
Mis áreas de interés son tan precisas como vagas. A mí me fascina la historia contemporánea mundial, me encanta. También la historia argentina, sobre todo.
Pero en particular siempre me sentí muy interpelado por la historia reciente, por los años de plomo, el terrorismo de Estado, la memoria de este, porque creo que da mucho de qué hablar aún hoy en día, también peronismo y antiperonismo. Razón por la cual también integro el proyecto de extensión de reparación de archivos y legajos del núcleo de historia reciente. También tengo un marcado de interés por la geopolítica, lo tengo que reconocer. Y por fuera del ámbito académico diría que soy una persona bastante solitaria, melancólica, reflexiva. Me encanta leer, aunque es un hábito que adquirí bastante tarde en la vida. Sobre todo novelas de espionaje, policiales, novela histórica.
Mi autor preferido ahora es Frederic Forsyth, por el momento. (10:17) Me encanta el cine, aunque no me haría llamar cinéfilo jamás. (10:21) Y también la fotografía.
(10:22) Más que nada me atrae mucho la arquitectura abandonada, (10:27) lo que fue y ya no es, lo demolido, lo ausente, lo liminal, (10:33) lo que está atrapado entre dos tiempos, pasado y presente, (10:37) lo posapocalíptico también, por lo cual la pandemia fue bastante (10:43) inspiradora en ese respecto. (10:44) Para cerrar voy a invocar un cliché y decir que una de las pocas (10:49) certezas que tengo en la vida, una de las pocas cosas que me dan (10:52) sosiego en la vida es saber que, bien o mal, estoy ubicado en el lado (10:58) correcto de la historia. (10:59) Porque la historia en sí misma, sea enseñada o investigada, (11:04) siempre nos servimos de ella.
(11:05) Está en todos lados y es en sí misma un campo de lucha, (11:10) un campo de disputa. (11:11) Porque como nos decía Orwell, quien controla el pasado controla (11:14) el futuro, y quien controla el presente controla el pasado. (11:18) Pero nada es definitivo, ni para siempre.
(11:20) No hay victorias totales como tampoco hay derrotas totales. (11:23) Por eso los que estamos situados del lado de los vencidos sabemos que (11:27) tenemos que estar acostumbrados a perder batallas, (11:30) tenemos que estar acostumbrados a estarlas más de las veces (11:33) del lado de los perdedores. (11:35) Pero todo orden es contingente y por lo tanto modificable.
(11:40) Siendo así, creo que todos los que nos servimos del pasado (11:44) mediante instrumentos críticos, tenemos hoy más que nunca (11:47) la tarea pendiente de, por un lado, contribuir del modo que sea posible (11:53) a la democratización de esos instrumentos para una interpretación (11:57) rigurosa pero también crítica de la realidad y del pasado. (12:01) De nuevo porque la educación nos libera. (12:05) Nos libera y nos permite ubicarnos a nosotros en tiempo y espacio (12:09) y decidir qué queremos del futuro.
(12:13) Y esto requiere dar batalla en el presente contra el neoliberalismo, (12:17) contra la pretensión totalizadora y homogeneizante del economicismo (12:22) y del racionalismo amorales. (12:24) Y en esto el estudio y la enseñanza de la historia, (12:28) pero más que nada su divulgación democratizadora, (12:31) incluso más allá del aparato educativo formal, (12:34) juega un papel fundamental. (12:36) Y si estoy a la altura de ese desafío, el tiempo lo va a decir.
(12:39) Yo lo que noto es que quienes nos dedicamos al estudio de las humanidades (12:43) en este momento de la historia que nos toca vivir, (12:45) nos encontramos más a la defensiva que nunca. (12:48) Porque si bien siempre fueron ninguneadas y bastardeadas, (12:52) primero siendo calificadas como no científicas (12:56) desde la perspectiva del saber racional técnico propio de las ciencias duras (13:01) y aún pese a los intentos, superados ya, (13:05) de erigirse a imagen y semejanza de las ciencias naturales (13:09) para poder adquirir ese carácter de cientificidad, (13:14) hoy yo pienso que la amenaza viene por partida doble. (13:17) Primero por un relativismo cognitivo que plantea que (13:22) a partir de la crisis de los grandes relatos no es posible construir (13:26) utopías colectivas de futuro, por un lado, (13:29) pero también por la creciente deshumanización y mercantilización (13:33) de las relaciones sociales que estamos viviendo en este momento.
(13:37) Estamos ante una ofensiva renovada del neoliberalismo, (13:40) de las fuerzas del mercado, (13:42) en su afán por introducir sus tentáculos en cuanta esfera de actividad humana sea posible, (13:48) que estamos en una etapa de nihilismo capitalista, (13:53) de individualismo a ultranza, (13:55) de cultura, del éxito, de la satisfacción inmediata, (13:59) de lucro sobre todo, (14:01) que se expresa no solamente en un creciente desfinanciamiento (14:06) a nivel global de las investigaciones en ciencias sociales, (14:09) sino también en un discurso cada vez más arraigado en la sociedad (14:13) acerca del valor que aportan o no determinadas formas de conocimiento (14:18) o determinados objetos de interés. (14:21) Y esto genera que a quienes se dedican a las humanidades (14:25) se los vea o como parásitos o como potenciales subversivos, (14:30) porque hay una vuelta también a invocar este racionalismo, (14:35) esta razón universal, (14:37) esta primacía del saber del dato puro y duro, (14:42) de la cuantificación, de las ciencias exactas, (14:45) sobre todo también a partir de una lectura (14:48) profundamente economicista de la realidad, (14:51) economicista e individualista, (14:53) que concibe por ahí como un anatema, si se quiere, (14:57) que haya otras matrices cognitivas, (15:00) otras formas de percibir la realidad, (15:02) e incluso otras intencionalidades (15:04) más allá del éxito individual inmediato. (15:07) Por eso yo creo que esto también es un momento de encrucijada, (15:10) porque no solamente tenemos que volver a justificar nuestra razón de ser, (15:15) sino incluso algunos se pueden llegar a jugar la vida, (15:19) pero también tenemos todo el potencial por delante (15:23) para construir nuevos proyectos de futuro.
(15:26) Sobre la educación, ante todo, (15:29) debo decir que la educación es emancipadora, (15:32) en particular la enseñanza de la historia también. (15:35) La educación libera, (15:36) nos libera de nuestros instintos humanos más bajos, (15:39) nos libera de los impulsos narcisistas, (15:43) nos vuelve más humildes, (15:45) nos permite vivir en sociedad, (15:48) nos permite construir la noción de que (15:51) pertenecemos a algo más allá de nosotros mismos, (15:55) de que hay otras personas a nuestro lado que son nuestros semejantes (15:59) y que son dignos de nuestro respeto, (16:01) de nuestra tolerancia, (16:02) pero también de nuestra ayuda cuando lo requieren. (16:05) Yo pienso que la educación hoy en día, (16:08) bastardeada y vilipendiada como lo está, (16:10) tiene urgentemente que recuperar su carácter no solo emancipador, (16:16) sino también cohesionador.
Mis áreas de interés son tan precisas como vagas. A mí me fascina la historia contemporánea mundial, me encanta. También la historia argentina, sobre todo.
Pero en particular siempre me sentí muy interpelado por la historia reciente, por los años de plomo, el terrorismo de Estado, la memoria de este, porque creo que da mucho de qué hablar aún hoy en día, también peronismo y antiperonismo. Razón por la cual también integro el proyecto de extensión de reparación de archivos y legajos del núcleo de historia reciente. También tengo un marcado de interés por la geopolítica, lo tengo que reconocer. Y por fuera del ámbito académico diría que soy una persona bastante solitaria, melancólica, reflexiva. Me encanta leer, aunque es un hábito que adquirí bastante tarde en la vida. Sobre todo novelas de espionaje, policiales, novela histórica.
Mi autor preferido ahora es Frederic Forsyth, por el momento. (10:17) Me encanta el cine, aunque no me haría llamar cinéfilo jamás. (10:21) Y también la fotografía.
(10:22) Más que nada me atrae mucho la arquitectura abandonada, (10:27) lo que fue y ya no es, lo demolido, lo ausente, lo liminal, (10:33) lo que está atrapado entre dos tiempos, pasado y presente, (10:37) lo posapocalíptico también, por lo cual la pandemia fue bastante (10:43) inspiradora en ese respecto. (10:44) Para cerrar voy a invocar un cliché y decir que una de las pocas (10:49) certezas que tengo en la vida, una de las pocas cosas que me dan (10:52) sosiego en la vida es saber que, bien o mal, estoy ubicado en el lado (10:58) correcto de la historia. (10:59) Porque la historia en sí misma, sea enseñada o investigada, (11:04) siempre nos servimos de ella.
(11:05) Está en todos lados y es en sí misma un campo de lucha, (11:10) un campo de disputa. (11:11) Porque como nos decía Orwell, quien controla el pasado controla (11:14) el futuro, y quien controla el presente controla el pasado. (11:18) Pero nada es definitivo, ni para siempre.
(11:20) No hay victorias totales como tampoco hay derrotas totales. (11:23) Por eso los que estamos situados del lado de los vencidos sabemos que (11:27) tenemos que estar acostumbrados a perder batallas, (11:30) tenemos que estar acostumbrados a estarlas más de las veces (11:33) del lado de los perdedores. (11:35) Pero todo orden es contingente y por lo tanto modificable.
(11:40) Siendo así, creo que todos los que nos servimos del pasado (11:44) mediante instrumentos críticos, tenemos hoy más que nunca (11:47) la tarea pendiente de, por un lado, contribuir del modo que sea posible (11:53) a la democratización de esos instrumentos para una interpretación (11:57) rigurosa pero también crítica de la realidad y del pasado. (12:01) De nuevo porque la educación nos libera. (12:05) Nos libera y nos permite ubicarnos a nosotros en tiempo y espacio (12:09) y decidir qué queremos del futuro.
(12:13) Y esto requiere dar batalla en el presente contra el neoliberalismo, (12:17) contra la pretensión totalizadora y homogeneizante del economicismo (12:22) y del racionalismo amorales. (12:24) Y en esto el estudio y la enseñanza de la historia, (12:28) pero más que nada su divulgación democratizadora, (12:31) incluso más allá del aparato educativo formal, (12:34) juega un papel fundamental. (12:36) Y si estoy a la altura de ese desafío, el tiempo lo va a decir.
(12:39) Yo lo que noto es que quienes nos dedicamos al estudio de las humanidades (12:43) en este momento de la historia que nos toca vivir, (12:45) nos encontramos más a la defensiva que nunca. (12:48) Porque si bien siempre fueron ninguneadas y bastardeadas, (12:52) primero siendo calificadas como no científicas (12:56) desde la perspectiva del saber racional técnico propio de las ciencias duras (13:01) y aún pese a los intentos, superados ya, (13:05) de erigirse a imagen y semejanza de las ciencias naturales (13:09) para poder adquirir ese carácter de cientificidad, (13:14) hoy yo pienso que la amenaza viene por partida doble. (13:17) Primero por un relativismo cognitivo que plantea que (13:22) a partir de la crisis de los grandes relatos no es posible construir (13:26) utopías colectivas de futuro, por un lado, (13:29) pero también por la creciente deshumanización y mercantilización (13:33) de las relaciones sociales que estamos viviendo en este momento.
(13:37) Estamos ante una ofensiva renovada del neoliberalismo, (13:40) de las fuerzas del mercado, (13:42) en su afán por introducir sus tentáculos en cuanta esfera de actividad humana sea posible, (13:48) que estamos en una etapa de nihilismo capitalista, (13:53) de individualismo a ultranza, (13:55) de cultura, del éxito, de la satisfacción inmediata, (13:59) de lucro sobre todo, (14:01) que se expresa no solamente en un creciente desfinanciamiento (14:06) a nivel global de las investigaciones en ciencias sociales, (14:09) sino también en un discurso cada vez más arraigado en la sociedad (14:13) acerca del valor que aportan o no determinadas formas de conocimiento (14:18) o determinados objetos de interés. (14:21) Y esto genera que a quienes se dedican a las humanidades (14:25) se los vea o como parásitos o como potenciales subversivos, (14:30) porque hay una vuelta también a invocar este racionalismo, (14:35) esta razón universal, (14:37) esta primacía del saber del dato puro y duro, (14:42) de la cuantificación, de las ciencias exactas, (14:45) sobre todo también a partir de una lectura (14:48) profundamente economicista de la realidad, (14:51) economicista e individualista, (14:53) que concibe por ahí como un anatema, si se quiere, (14:57) que haya otras matrices cognitivas, (15:00) otras formas de percibir la realidad, (15:02) e incluso otras intencionalidades (15:04) más allá del éxito individual inmediato. (15:07) Por eso yo creo que esto también es un momento de encrucijada, (15:10) porque no solamente tenemos que volver a justificar nuestra razón de ser, (15:15) sino incluso algunos se pueden llegar a jugar la vida, (15:19) pero también tenemos todo el potencial por delante (15:23) para construir nuevos proyectos de futuro.
(15:26) Sobre la educación, ante todo, (15:29) debo decir que la educación es emancipadora, (15:32) en particular la enseñanza de la historia también. (15:35) La educación libera, (15:36) nos libera de nuestros instintos humanos más bajos, (15:39) nos libera de los impulsos narcisistas, (15:43) nos vuelve más humildes, (15:45) nos permite vivir en sociedad, (15:48) nos permite construir la noción de que (15:51) pertenecemos a algo más allá de nosotros mismos, (15:55) de que hay otras personas a nuestro lado que son nuestros semejantes (15:59) y que son dignos de nuestro respeto, (16:01) de nuestra tolerancia, (16:02) pero también de nuestra ayuda cuando lo requieren. (16:05) Yo pienso que la educación hoy en día, (16:08) bastardeada y vilipendiada como lo está, (16:10) tiene urgentemente que recuperar su carácter no solo emancipador, (16:16) sino también cohesionador.
4) Como ves a la educación actualmente?
(16:18) Tiene que volver a ser un ámbito de socialización secundaria (16:22) que nos permita, como diría Martín Fierro, (16:25) unirnos entre hermanos para que no nos devoren los de afuera. (16:28) Eso por un lado, (16:29) porque el aspecto social se me presenta a mí como lo más acuciante (16:33) frente a la ofensiva del neoliberalismo (16:35) que busca terminar de disolver los lazos de solidaridad social (16:40) como no se logró con la dictadura ni con el menemato. (16:44) Por otra parte, y acá a riesgo de pecar, (16:47) de conservador, de defensor de la modernidad, (16:50) yo pienso que la educación nos libera también de la ignorancia.
(16:56) Valga la obviedad, (16:58) en un momento en el cual el nihilismo y el afán de lucro (17:03) nos llevan a la primacía de la rentabilidad por sobre cualquier otra cosa, (17:09) incluso por sobre la propia ética, (17:12) pero también sobre el rigor científico en sí mismo, (17:17) donde abundan discursos profundamente reaccionarios y oscurantistas. (17:22) Yo pienso que la defensa de la educación es fundamental (17:27) no solamente como medio de transmisión de ciertos valores culturales (17:32) y éticos y humanistas, (17:34) sino también incluso como garante de la democratización de instrumentos (17:39) para interpretar la realidad, (17:41) para acceder al conocimiento, (17:43) para poder informarse, (17:45) informarse sobre el lugar que cada uno ocupa, (17:48) porque sólo el conocimiento permite tomar decisiones informadas, (17:53) decisiones informadas que afectan al proyecto de vida de cada uno (17:57) y en definitiva el proyecto de vida colectivo, (18:00) porque vivimos en una sociedad. (18:01) Parece que hay que recordar eso hoy, (18:03) hay que recuperar el contrato social, (18:06) hay que volver a enseñarle el contrato social a una generación entera.
(18:10) Partamos de esa base. (18:11) Por eso, más allá de la clara intencionalidad política (18:14) que es la propia razón de ser la educación pública desde sus mismos orígenes, (18:19) que es contribuir a la construcción de una determinada identidad nacional homogénea, (18:24) yo pienso que es necesario reformular esos objetivos, (18:27) sí, por supuesto, objetivos más emancipadores, (18:31) más respetuosos de la diversidad, (18:33) pero también que eso no implique un declive en la función social que ésta cumple.
(16:56) Valga la obviedad, (16:58) en un momento en el cual el nihilismo y el afán de lucro (17:03) nos llevan a la primacía de la rentabilidad por sobre cualquier otra cosa, (17:09) incluso por sobre la propia ética, (17:12) pero también sobre el rigor científico en sí mismo, (17:17) donde abundan discursos profundamente reaccionarios y oscurantistas. (17:22) Yo pienso que la defensa de la educación es fundamental (17:27) no solamente como medio de transmisión de ciertos valores culturales (17:32) y éticos y humanistas, (17:34) sino también incluso como garante de la democratización de instrumentos (17:39) para interpretar la realidad, (17:41) para acceder al conocimiento, (17:43) para poder informarse, (17:45) informarse sobre el lugar que cada uno ocupa, (17:48) porque sólo el conocimiento permite tomar decisiones informadas, (17:53) decisiones informadas que afectan al proyecto de vida de cada uno (17:57) y en definitiva el proyecto de vida colectivo, (18:00) porque vivimos en una sociedad. (18:01) Parece que hay que recordar eso hoy, (18:03) hay que recuperar el contrato social, (18:06) hay que volver a enseñarle el contrato social a una generación entera.
(18:10) Partamos de esa base. (18:11) Por eso, más allá de la clara intencionalidad política (18:14) que es la propia razón de ser la educación pública desde sus mismos orígenes, (18:19) que es contribuir a la construcción de una determinada identidad nacional homogénea, (18:24) yo pienso que es necesario reformular esos objetivos, (18:27) sí, por supuesto, objetivos más emancipadores, (18:31) más respetuosos de la diversidad, (18:33) pero también que eso no implique un declive en la función social que ésta cumple.
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