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miércoles, 20 de septiembre de 2023

EL MITO DE LA ARGENTINA COMO POTENCIA ECONOMICA

El viejo mito de la "Argentina potencia" o la Argentina como uno de los países más  desarrollados del mundo hacia la década del 1900. 

Como muchos sabrán esta idea, se origina en una estimación económica que dice que  Argentina en 1895, tenía el Producto por  habitante (PBI) más alto del mundo y que hasta 1929 habría sido una potencia mundial y  uno de los países más ricos del planeta. 

En el período entre 1880 y 1930, Argentina se separó notoriamente del resto de América, junto a Canadá y Estados Unidos, con un crecimiento económico muy rápido  acompañado de un aumento de población importante, aunque este ultimo indicador es relativo, ya que el crecimiento solo se dio en la capital argentina, ciudad de Buenos Aires. 



Durante esos 50 años, Argentina mantuvo su modelo agro-exportador, a través del cual, pudo erradicar, gran parte del analfabetismo, pudo multiplicar el empleo privado, pudo modernizar su infraestructura de transporte y logró que el obrero urbano pudiera obtener salarios similares a los de Europa (cabe agregar que en ambos casos, los salarios eran sumamente bajos). 

A pesar de estos avances, se pueden  mencionar algunos aspectos negativos, como la inmensa desigualdad respecto a la  distribución de la tierra, el hacinamiento y pobres condiciones de vivienda. Ademas, entre las distintas provincias, un desarrollo muy desigual. 

Se puede mencionar en este apartado que la historiografia mas liberal, utiliza el dato del PBI tan elevado como un justificativo del avance, sin caer en la consideración que era una pequeña parte de la población, que era dueña de toda la riqueza argentina, es decir el promedio hacia "creer" que la población estaba bien.

Pero la realidad era que unos cientos eran extremadamente millonarios (la oligarquía terrateniente) mientras que el resto de la población vivía en condiciones de subsistencia.



Pero más allá de las críticas que puedan  hacerse al modelo, cabe preguntarse.

¿Donde se ubicaba Argentina en el escenario global, y si acaso era una potencia mundial como algunos dicen?

¿O simplemente era un país pujante en vías de desarrollo que pasaba un buen momento?

Para obtener la respuesta, hay que tener en cuenta los diversos factores que hacían a una "potencia" hacia el 1914. 

Los campos de la ciencia y la innovación tecnológica, el desarrollo de industrias de base como el petróleo, carbón, acero o la electricidad, la exportación de capitales financieros o empresariales, la población y la ubicación del país y por último el poderío militar. 

En el campo de la Ciencia y  la Tecnología hacia el 1910, Argentina se encontraba en un lugar marginado. 

Las innovaciones y avances, se dieron en Europa y en Estados Unidos en menor medida, permitiendo a estos sacar ventaja desde un primer momento.  

Inventos como el dirigible, el avión, el automóvil, la máquina de escribir, el ascensor, el gramófono, la ametralladora automática o las aspirinas son algunos ejemplos de innovaciones que se dieron entre 1880 y 1910 en estos países. 

La realidad es que Argentina no desarrollaba avances, sino que los traía de Europa y Estados Unidos.

Si bien Argentina, como el resto de países americanos, poseía universidades. El sistema universitario, estaba muy encerrado sobre si mismo, no contaba con apoyo estatal fuerte, y sus investigaciones, la mayoría de la veces, eran producto del esfuerzo individual del profesorado y estudiantado. 

Siendo lo inverso a lo que pasaba en países como Alemania y Francia, donde el estado apoyaba financieramiente las investigaciones.

En lo que hace al desarrollo de las industrias  estratégicas, Argentina estaba muy atrasada.  El país era el mayor consumidor de acero por habitante de América Latina y la inmensa mayoría se importaba. 

La importación de acero y sus derivados,  alcanzaban el 30% de las importaciones totales. La producción del acero en Argentina, se desenvolvió con mucha lentitud, recién  cobrando impulso en la década de 1940, con el primer peronismo. 

En lo que respecta, al carbón no se explotaban minas, y el petróleo extraído en el país era insuficiente, debiendo importarse la mayor parte del mismo.


El "oro negro" recién sería extraído en  cantidades mayores, durante la década del '20 con la creación de YPF bajo la dirección de Enrique Mosconi. Aunque aun así se continuó importando un buen porcentaje. 



Entorno a la electricidad, esta comenzó con el ingeniero argentino Rufino Varela, quién levantó pequeñas usinas, dando electricidad a la capital únicamente, en la década de 1880. 

Más allá de esto, el verdadero desarrollo vendría una vez más de Europa, con las empresas multinacionales alemanas y suizas.  

La germana, CATE o Compañía Alemana  Transatlántica de Electricidad, monopolizó el servicio eléctrico de Buenos  Aires, junto a su par de fondos suizos, la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad. 

Ambas se dividieron el mercado y acordaron no competir, con un contrato bajo el brazo de 50 años para brindar sus servicios en todo Buenos Aires. 

Cerrando esto, se puede ver como Argentina  no poseía industrias estratégicas, y por ende dependía de importar todo de afuera, ya sea acero, hierro, carbón o petróleo. Mientras que la electricidad estaba en manos extranjeras en su totalidad. 

Esto último nos lleva al otro campo, el de los capitales e inversiones. La Argentina en aquella época tenía muy poco capital propio y dependía mucho de las inversiones extranjeras y de los capitales que ingresaban al país. 

El Estado se endeudaba de forma constante,  para cubrir gastos corrientes, construcciones civiles, y vencimientos de deuda. 

La capacidad de pago de esta deuda, dependía de las exportaciones, que a su vez dependían de la demanda europea. 

Si la demanda europea disminuía, había menos exportaciones y la deuda traía problemas de pagos.   

Si Europa seguía comprando granos  y carnes, y seguía dando préstamos, la rueda seguía funcionando, y la deuda se iba pagando y renovando. 

Los capitales extranjeros, entraban muy  fluidamente y se asentaban con fuerza en sectores clave de la economía, desarrollándolos con grandes inversiones y generando monopolios.   

Ejemplos son los extensos ferrocarriles y sus  miles de estaciones, los barcos mercantes en  los cuales viajaba todo el comercio exterior, la mencionada red eléctrica de Buenos Aires,  todos los tranvías urbanos, los frigoríficos y la industria del Tanino.  

Hay que remarcar que estos eran pilares para el funcionamiento del país, si los capitales extranjeros se reducían, el país se caía a pedazos como sucedió durante la Primera Guerra Mundial, donde el PBI cayó 20 puntos. 

Los frigoríficos, que vendían carne de vaca congelada y enfriada, eran por lejos la principal industria que exportaba, y fueron oligopolizados por la estadounidense Swift y otras empresas inglesas, que en total sumaban el 88% del total, quedando solo el 12% en manos de  empresas argentinas hacia 1914. 

Otro caso es el de la flota mercante, que movía el comercio exterior del país y que era puramente extranjera. 

Una buena parte del comercio marítimo,  dependía de la corona inglesa, que se expresaba a través de la Royal Mail Steam Packet Company. 



Es aquí que se denota otra gran diferencia, de Argentina respecto a los países más avanzados. Es que los capitales, fluían desde Europa hacia Argentina, y no de Argentina hacia Europa.   

A la Argentina le prestaban dinero, le construían los ferrocarriles, le producían la carne, le proveían de electricidad. Pero Argentina no hacía nada de eso, no tenía una expansión similar en otros países, ni mucho menos. 

Recibía capitales externos, pero no enviaba los suyos a ninguna parte porque todavía era un país atrasado respecto a Europa. 

Vistos los tres campos, se puede ver que están relacionados entre sí. Como los grandes países tenían capital, podían desarrollar tecnología y producir acero, petróleo, electricidad y bienes relacionados a ello.

Ademas de exportarlos a otros países que no contaban, ni con la tecnología ni con el capital. 

Algunos ejemplos de esta combinación de tecnología, capital e industria, son las enormes empresas que siguen; en Alemania la metalúrgica alemana Krupp, la farmacéutica Bayer, y la compañía de  productos eléctricos AEG, como también Siemens. 



Para aclarar esta idea aún más, de las 100 empresas industriales más grandes del mundo hacia 1913, ninguna era argentina. 

Algo bastante sorprendente si se sostiene la creencia de que Argentina era una potencia mundial. 

Yendo hacia el campo de la población, hay  que decir que Argentina también se quedaba detrás de los países más avanzados. 

Hacia 1914, año donde se realizó un censo nacional, Argentina tenía casi 8 millones de habitantes. 



Esto contrasta con las poblaciones de los siguientes países:  

-Estados Unidos 90 millones 

-Alemania 68 millones   

-Austria-Hungría 50 millones 

-Francia 40 millones 

-Gran Bretaña 46 millones   

-Italia 35 millones (aunque en en este caso, se puede considerar a Italia como un país de segundo orden, bastante alejado de sus vecinos europeos).

Esto sin contar las colonias. Contando las colonias y protectorados, el Reino Unido tenía 458 millones de habitantes, Francia alrededor de 90 millones y Alemania 81 millones.  

En suma, la población de Argentina era mucho menor que los países industriales y, por ende,  su mercado interno era más pequeño y el país se encontraba muy despoblado (con un claro desequilibrio con la ciudad y provincia de Buenos aires, teniendo mas un 40% del país en aquel momento). 

En cuanto a la geografía, si bien el país gozaba de diversos recursos, su ubicación lo aislaba del mundo, estando a 20 mil kilómetros de Asia y a 11 mil kilómetros de Europa. 

Mas en una época en que los fletes eran únicamente por mar, y las otras alternativas de recibir productos argentinos, como África, su desarrollo era casi nulo.

Las potencias siempre deben tener un acceso comercial razonable a otros mercados. Como es el caso de Alemania que se encuentra en el centro de Europa, de Estados Unidos que tiene salida a los dos océanos o de China que tiene salida a todo Asia. 



Por último, toca hablar sobre el poderío militar de Argentina hacia 1914, y digo 1914, porque entre 1900 y 1914, el ejército argentino se modernizó. 

Si se toma la década de 1890, los resultados serían aún más negativos. Si bien hacia 1914 las FFAA estaban modernizadas, bajo el ejemplo del ejército alemán y regionalmente no eran malos. 

El poderío militar argentino era muy inferior al de Inglaterra, EE.UU., Francia y Alemania, debido a la baja población, casi nulas industrias estratégicas y baja innovación tecnológica.  

Para ver la diferencia basta observar el número de tropas que cada país podía movilizar hacia 1914.  

El ejército argentino tenía alrededor de 15 mil soldados profesionales, y podía movilizar  hasta 120 mil, usando el sistema de reservas. 

Esto contrasta con los 4 millones de Francia y  Alemania y el millón de Gran Bretaña. Aclaro que estos son números previos a la gran guerra. 



Otro signo es el peso de la flota armada de  cada país, el cual se puede medir en toneladas. Inglaterra era, por mucho, la primera potencia mundial con 3.560.000 Tn; Alemania 820.000;  Estados Unidos con 718.000 Tn; Francia con 560.000 Tn; Japón con 390.000; Rusia con 250.000 e Italia  con 230.000 Tn. 

Argentina era octava con 95.000  Tn., y pese al privilegiado lugar, se encontraba lejos de las primeras siete potencias (solo con Italia que le saca un lugar, este tiene mas del doble de capacidad).  

Además de esto cabe agregar que la Primera Guerra Mundial, fue mundial, porque tanto Gran Bretaña como Alemania y Francia, poseían colonias alrededor del mundo y podían movilizar tropas en más de 2 continentes a la vez.  



Argentina, si bien tenía la capacidad de defenderse en tierra gracias a sus extensos ferrocarriles, era incapaz de llevar la guerra por fuera de sus fronteras terrestres.   

Algo que los países industrializados podían realizar, incluido Estados Unidos en 1917, cuando ingresó en la guerra. 

Por otro lado, en un país con bajos capitales  nacionales y sin desarrollos en la industria, es  muy difícil que se busquen innovaciones y avances en el campo militar, por no decir imposible. 

Los países centrales, desarrollaban avances  gracias al capital que poseían y en las colonias, podían probar las innovaciones armamentísticas. 

Argentina una vez más, importaba los avances desde afuera. En el caso del ejército, con el envío de oficiales a Alemania, su entrenamiento y la compra de material de guerra alemán en la década de 1910. 

Lo que ocurría era que las exportaciones de granos y carnes era muy redituables, y a la élite gobernante le bastaba con traer las innovaciones, la industria, y los capitales desde afuera, en vez de producir localmente. 

No veían hacia adelante y no buscaban diversificar las exportaciones o una mayor integración industrial. 



El país exportaba productos primarios, y recibía inmigrantes e inversiones desde afuera, y eso le alcanzaba para crecer y desarrollarse, en un corto plazo. 

Pero nunca hubo un interés de parte de los sectores gobernantes de producir un desarrollo tal que el país exportara capitales, tecnología o bienes industriales complejos. 

Por ende, cuándo Gran Bretaña comenzó a cerrar sus fronteras comerciales y los precios de los granos y carnes se fueron desvalorizando, la economía argentina se fue quedando estancada. 

Poco a poco fue dejando de ser aquel país pujante en vías de desarrollo, que fue entre 1880 y 1914. 

Hay que agregar, que tampoco durante los gobiernos de Perón, la Argentina fue  potencia. El país seguía teniendo problemas  similares a los mencionados, poco capital nacional, poca población y poca exportación industrial.  

Si bien durante el periodo peronista, se intento invertir en un equilibrio mas distributivo del capital y en industrias estratégicas, los intereses extranjeros y las antiguas élites terratenientes, se oponían a ello.

Es así que Argentina siempre fue un país agrario en desarrollo, con sus altos y bajos, y nunca fue esa potencia financiera, industrial y científica, que si fueron Francia, Inglaterra,  Alemania y Estados Unidos hacia 1914. Como la historiografia liberal quiere contar en un intento de reivindicar personajes, como Julio A. Roca.




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