Dictaduras tradicionales:
El desmembramiento del Imperio Austro-Húngaro tras la Primera Guerra Mundial dejó a los estados resultantes en una situación económica y social precaria.
La desarticulación del aparato productivo fue una de las principales consecuencias, ya que las interconexiones económicas que existían dentro del imperio se rompieron bruscamente.
Las hilanderías austriacas, por ejemplo, dejaron de suministrar materia prima a las fábricas de tejidos checas, lo que afectó gravemente a la industria textil en Checoslovaquia.
Además, los molinos húngaros se vieron privados de acceso a granos y mercados que antes provenían de otras regiones del imperio, lo que afectó negativamente a la agricultura y la economía húngara en su conjunto.
En Eslovaquia, la falta de mano de obra húngara y la desconexión de las redes económicas imperiales contribuyeron a la desorganización de la industria local.
Ante esta situación, los nuevos países adoptaron políticas proteccionistas para intentar impulsar sus economías nacionales.
Los partidos rurales, con su enfoque en la redistribución de la tierra, reflejaban las aspiraciones de las clases campesinas que buscaban asegurar su sustento a través de la propiedad de la tierra.
Las burguesías locales eran débiles y carecían de capital, lo que limitaba su capacidad para influir en los gobiernos y en la dirección económica del país.
El atraso económico y la fragilidad de la identidad nacional exacerbaban las tensiones internas en estos nuevos estados.
El tratado de Versalles, que dividió los territorios sin considerar adecuadamente los principios de autodeterminación, generó resentimiento y dio lugar a movimientos separatistas en diferentes regiones.
En Checoslovaquia, por ejemplo, los eslovacos y alemanes del sudeste abogaban por la autonomía o la separación, lo que contribuyó a la desintegración del país.
La diversidad étnica y religiosa también complicaba la situación. En los Balcanes, los diferentes grupos étnicos y religiosos coexistían en un espacio geográfico relativamente pequeño.
Los eslovenos y croatas eran mayoritariamente católicos, mientras que los serbios eran ortodoxos y los bosnios musulmanes. Esta diversidad religiosa y étnica alimentaba tensiones internas y conflictos territoriales.
En medio de este contexto, Hungría emergió como el país más homogéneo en términos étnicos y lingüísticos, aunque también experimentó grandes cambios demográficos y territoriales.
Austria, por otro lado, pasó de ser un imperio con una población diversa de 54 millones de habitantes a convertirse en un pequeño estado con apenas 7 millones de habitantes.
Los gobiernos conservadores que surgieron en la región abrieron el camino para el ascenso de movimientos extremistas, como los nazis austriacos, que eventualmente llevaron a la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi en 1938.
Albania se convirtió en un protectorado italiano, mientras que en la mayoría de los países de la región se instauraron regímenes dictatoriales que suprimieron las libertades políticas y sociales.
Estas dictaduras mantuvieron ciertas instituciones y permitieron cierto grado de pluralismo político, pero en general sirvieron para proteger los intereses de las élites dominantes y reprimir cualquier forma de oposición.
En el ámbito internacional, los países de la región se dividieron en dos tendencias: aquellos que aceptaron el orden establecido por el Tratado de Versalles y aquellos que buscaron revisar las fronteras y buscaron el apoyo de potencias como Italia y, más tarde, Alemania.
En el extremo occidental de Europa, también surgieron dictaduras en Portugal y España. En Portugal, el régimen de Salazar se mantuvo en el poder desde 1926 hasta 1974, mientras que en España, la dictadura de Primo de Rivera gobernó desde 1923 hasta 1930, seguida por la dictadura de Franco desde 1939 hasta 1975.
Estos dos países, que una vez fueron potencias coloniales con vastos imperios ultramarinos, experimentaron un declive económico y político significativo en el siglo XIX y principios del XX.
La Guerra Civil Española, en particular, fue uno de los conflictos más importantes del siglo XX, con repercusiones internacionales significativas debido a la intervención de potencias extranjeras y el enfrentamiento entre los republicanos y los fascistas.
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