El 2 de enero de 1961, en un clima de creciente tensión entre Cuba y Estados Unidos, Fidel Castro exigió a la Oficina de Intereses de EE.UU. en La Habana que redujera su personal de más de 200 funcionarios a solo 11, replicando el mismo límite que Washington impondría a la representación cubana en su territorio.
Esta medida, aparentemente técnica, fue en realidad un punto de no retorno en el deterioro de las relaciones bilaterales, anticipando la ruptura definitiva ese mismo año.
Contexto: La Revolución en conflicto con Washington
Tras el triunfo de la Revolución (1959), las relaciones con EE.UU. se deterioraron rápidamente debido a:
- La reforma agraria y las expropiaciones a empresas estadounidenses.
- El acercamiento de Castro al bloque soviético.
- Las sanciones económicas de EE.UU., incluido el embargo incipiente.
La Oficina de Intereses (antecesora de la embajada) era uno de los últimos canales de comunicación, pero Castro la veía como un nido de espionaje.
La exigencia y sus implicaciones
La demanda de reducir el personal a 11 funcionarios (igual que Cuba tendría en Washington) buscaba:
- Limitar la influencia estadounidense en la isla.
- Responder a las restricciones impuestas por EE.UU. a los diplomáticos cubanos.
- Preparar el terreno para la ruptura total, que ocurriría el 3 de enero de 1961, cuando EE.UU. cerró su oficina y Cuba hizo lo mismo.
Consecuencias: Hacia la Crisis de los Misiles
Este episodio aceleró el aislamiento diplomático de Cuba y profundizó su alianza con la URSS, culminando en:
- La invasión de Bahía de Cochinos (abril de 1961).
- La Crisis de los Misiles (1962).
En conclusión, lo que parecía una disputa burocrática fue en realidad el último acto diplomático antes de la confrontación abierta. Un ejemplo de cómo pequeños gestos pueden marcar el inicio de grandes conflictos en la historia.
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