Era un gélido viernes en Madrid cuando Alfonso XIII, el monarca que soñaba con modernizar España pero que nunca comprendió del todo la democracia, firmó el decreto que disolvía el Congreso de los Diputados.
Este acto, aparentemente rutinario en el marco constitucional de la Restauración, en realidad fue el síntoma de una enfermedad terminal: el sistema político diseñado por Cánovas del Castillo se descomponía, y el rey, en vez de ser cirujano, actuó como sepulturero.
Contexto: El Pantano de la "Turnocracia"
España vivía sumergida en el pantano del turnismo pacífico, ese mecanismo por el cual conservadores (Maura) y liberales (Romanones) se alternaban en el poder mediante elecciones amañadas ("el pucherazo"). Pero en 1914:
- El sistema se atascaba: Las divisiones internas en ambos partidos hacían ingobernable el país.
- La Semana Trágica (1909) y la huelga general de 1911 habían mostrado el descontento social.
- El ejército, humillado en Annual (Marruecos), empezaba a mirar con desdén a los políticos.
Alfonso XIII, educado para reinar pero no para escuchar, creyó que disolver las Cortes resolvería la crisis. Se equivocó.
El Decreto del 2 de Enero: Anatomía de un Error
El rey actuó bajo el artículo 32 de la Constitución de 1876, que permitía la disolución parlamentaria. Pero los detalles revelan su torpeza:
1. Motivo oficial: "La necesidad de consultar a la nación ante la imposibilidad de formar gobierno estable".
2. Realidad: Un intento de frenar el ascenso de republicanos y socialistas (que en las elecciones municipales de 1913 habían ganado en 26 capitales).
3. Ironía cruel: Las nuevas elecciones (celebradas en marzo) dieron el poder a... los mismos partidos turnistas, pero más debilitados.
Consecuencias: El Preludio de 1923
Este episodio fue un ensayo general para el golpe de Primo de Rivera (1923) y el posterior colapso monárquico:
- Los intelectuales (como Unamuno) acusaron al rey de "usar la Constitución como papel higiénico".
- El ejército aprendió que podía prescindir de los políticos.
- Los republicanos ganaron argumentos: si el sistema no funcionaba, había que cambiarlo todo.
Epílogo: Cuando la Historia se Repite
El 2 de enero de 1914 no fue un día histórico... hasta que la Historia lo convirtió en el primer acto de un drama que terminaría en 1931. Como escribió Salvador de Madariaga:
"Alfonso XIII disolvió el Congreso creyendo salvar la monarquía. En realidad, estaba firmando su sentencia de muerte."
¿Sabías que...?
- El presidente del Congreso disuelto era el conservador Miguel Villanueva, quien años después apoyaría la Segunda República.
- En ese mismo hemiciclo disuelto, un joven diputado llamado Manuel Azaña tomaba notas para su futuro ensayo "El jardín de los frailes", donde criticaría el régimen.
Reflexión final: Este episodio olvidado nos recuerda que las crisis constitucionales, cuando se gestionan con miopía, son el prólogo de revoluciones. ¿Crees que España aprendió la lección?
(Fuentes: Archivo del Congreso, memorias del conde de Romanones (1915), prensa de la época ABC/El Liberal, estudios de Javier Tusell sobre el reinado de Alfonso XIII).
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