San Eugendo(Izernore, 449 – Condat, 1 de enero de 510), también conocido como Oyand u Oyan, fue un monje, abad y santo católico, recordado como el cuarto abad del monasterio de Condat, en la región del Jura francés.
Su vida estuvo completamente ligada a esta comunidad monástica, donde ingresó siendo un niño y donde moriría tras décadas de servicio espiritual e intelectual.
Fue confiado a los siete años a los santos Román y Lupicino, fundadores del monasterio de Condat, quienes lo educaron en un ambiente de fervor ascético y disciplina intelectual.
Eugendo se formó en la lectura de los autores griegos y latinos, y demostró gran erudición en las Escrituras. Su notable preparación le valió ser nombrado coadjutor del abad Minausio, a quien sucedió tras su muerte, hacia el año 496.
Durante su abadiato, San Eugendo se destacó por su vida austera, su dominio de sí mismo y su profundo desapego de las pasiones mundanas. Tan grande era su humildad que se negó reiteradamente a recibir la ordenación sacerdotal.
Bajo su dirección, el monasterio experimentó una significativa renovación: fue reconstruido en piedra luego de ser destruido por el fuego, y se erigió una nueva iglesia dedicada a los apóstoles Pedro, Pablo y Andrés. Además de ser un centro de vida espiritual, el monasterio se consolidó como refugio para los pobres y escuela de formación intelectual y moral.
Eugendo también imprimió un nuevo espíritu a la disciplina monástica de Condat, alejándola de las reglas de los monasterios orientales para orientarla hacia un carácter más activo, según el modelo de la regla de Tarnate, más propio del monacato occidental. Su enfoque práctico y abierto fortaleció la vida comunitaria del monasterio y consolidó su prestigio en la región.
En los últimos días de su vida, previendo su muerte, pidió ser ungido según la costumbre de la época, solicitando que le aplicaran el óleo santo en el pecho.
Falleció cinco días después, a los 61 años, el 1 de enero de 510. Su memoria fue venerada desde poco después de su muerte. Su sucesor, San Vivenciolo, erigió una iglesia sobre su tumba, que se convirtió rápidamente en lugar de peregrinación.
En torno a su sepulcro creció un poblado llamado San Oyand de Joux, nombre que perduró hasta los siglos XVI y XVII. Más tarde, el lugar adoptó el nombre de Saint-Claude, en honor al obispo del mismo nombre, lo que contribuyó al cambio de denominación de la célebre abadía de Condat.
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