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miércoles, 16 de abril de 2025

Fernando Henrique Cardoso asume su segundo mandato presidencial en Brasil



El 1 de enero de 1999, Fernando Henrique Cardoso asumió la presidencia de Brasil por segunda vez consecutiva, convirtiéndose en el primer presidente brasileño en lograr la reelección desde que esta fue permitida por la reforma constitucional de 1997. 


Su nuevo mandato (1999–2003) marcó una etapa clave de consolidación de políticas neoliberales, estabilización económica y reformas estructurales, en un contexto internacional complejo y con crecientes tensiones sociales internas.


El camino a la reelección


Fernando Henrique Cardoso, sociólogo de formación y ex-ministro de Economía, fue elegido por primera vez en 1994 como candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con una amplia coalición de centro-derecha. 


Su triunfo se debió, en gran parte, al éxito del Plan Real, un paquete económico que estabilizó la economía tras décadas de hiperinflación, introduciendo el real (R$) como nueva moneda y controlando los precios.


Durante su primer mandato (1995–1998), Cardoso implementó una serie de reformas orientadas al mercado: privatización de empresas estatales, apertura al comercio exterior, modernización del Estado y mayor autonomía del Banco Central. 


Estas medidas le dieron respaldo entre el sector empresarial y los organismos financieros internacionales, aunque también provocaron críticas de sectores sindicales y movimientos sociales.


En 1998, fue reelegido con el 61% de los votos en la primera vuelta, derrotando al candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva. 


La reelección fue posible gracias a la enmienda constitucional aprobada en 1997, impulsada por el propio gobierno, lo que generó debate en torno a los límites del poder presidencial.


Un segundo mandato con turbulencias


Aunque comenzó con capital político importante, el segundo mandato de Cardoso no fue tan tranquilo como el primero. Apenas días después de su investidura, Brasil fue golpeado por una crisis financiera internacional derivada del contagio asiático y ruso. 


Ante la presión de los mercados, el gobierno se vio obligado a abandonar el sistema de cambio fijo y permitir la devaluación del real, lo que generó una fuga de capitales y tensiones internas.


Para contener la crisis, Cardoso adoptó una postura aún más ortodoxa en lo económico: ajustes fiscales, recortes del gasto público y acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que impusieron estrictas metas de superávit primario. 


Estas medidas estabilizaron las finanzas, pero también profundizaron la desigualdad social y provocaron recesión y desempleo en algunos sectores.


Avances y desafíos


Durante su segundo mandato, Cardoso continuó impulsando reformas estructurales:


- Reforma de la seguridad social, buscando reducir el déficit del sistema de pensiones del sector público.


- Iniciativas en educación, como el fortalecimiento del sistema nacional de evaluación y la expansión de programas de alfabetización.


- Avances en salud pública, con la consolidación del Sistema Único de Salud (SUS) y campañas de vacunación a gran escala.


En política exterior, Brasil mantuvo una postura activa en el Mercosur, buscó estrechar lazos con Estados Unidos y promovió la integración suramericana. 


También impulsó la idea de un Brasil más presente en los foros multilaterales, como la ONU y la Organización Mundial del Comercio (OMC).


Sin embargo, su gobierno también enfrentó acusaciones de corrupción relacionadas con la privatización de empresas estatales y el presunto pago de sobornos para aprobar la reelección. 


Además, el descontento social aumentó, especialmente entre trabajadores rurales, movimientos urbanos y estudiantes, lo que generó un clima de creciente polarización.


Legado del segundo mandato


Al dejar la presidencia en 2003, Fernando Henrique Cardoso fue sucedido por Lula da Silva, marcando un giro político hacia la izquierda. No obstante, su gestión dejó una huella importante:


- Consolidó una economía más estable y moderna, integrada al sistema financiero internacional.


- Modernizó parte de la administración pública y promovió nuevas políticas sociales, aunque no logró erradicar la pobreza ni la exclusión.


- Su figura dividió opiniones: para unos, un estadista moderno que modernizó Brasil; para otros, un tecnócrata neoliberal que privilegió al mercado sobre la justicia social.


En retrospectiva, su segundo mandato representó una etapa de transición y tensión entre el viejo Estado desarrollista y el nuevo paradigma neoliberal, dejando un debate abierto sobre el modelo de desarrollo más adecuado para Brasil.


Conclusión


La segunda presidencia de Fernando Henrique Cardoso comenzó en 1999 en medio de grandes expectativas y desafíos. Encaró una crisis financiera de escala global, promovió profundas reformas económicas y dejó un legado ambivalente que aún se discute en el Brasil contemporáneo. 


Su liderazgo marcó una era en la historia democrática del país, abriendo paso a nuevas formas de gobernar en una sociedad cada vez más compleja y demandante.





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