El 10 de noviembre de 1937, Getúlio Vargas, presidente de Brasil, instauró el Estado Novo mediante un golpe de Estado que suspendió la Constitución de 1934. Este régimen autoritario, que oficialmente comenzó en 1938, consolidó a Vargas como una figura central del poder político y marcó una de las etapas más controvertidas en la historia brasileña del siglo XX.
Contexto político: Brasil en crisis
Durante la década de 1930, Brasil enfrentó una serie de crisis económicas, políticas y sociales. La Gran Depresión mundial afectó severamente la economía basada en la exportación de café, mientras las tensiones entre diferentes grupos políticos crecían. Vargas, quien había asumido la presidencia en 1930 tras liderar la Revolución de 1930, gobernaba en un ambiente de fragmentación política y descontento social.
En este contexto, surgieron dos movimientos radicales que influirían en el desarrollo del Estado Novo:
1. La Aliança Nacional Libertadora (ANL): Un grupo de izquierda que abogaba por reformas sociales y políticas inspiradas en el comunismo.
2. La Ação Integralista Brasileira (AIB): Un movimiento de extrema derecha con ideología fascista liderado por Plínio Salgado, que buscaba centralizar el poder y oponerse a las influencias comunistas.
Ambos grupos representaban amenazas al gobierno de Vargas, quien aprovechó esta polarización para justificar medidas autoritarias en nombre de la estabilidad nacional.
El golpe de 1937 y la Constitución Polaca
El detonante del Estado Novo fue el llamado "Plan Cohen", un supuesto complot comunista para tomar el poder que resultó ser una falsificación creada por los propios aliados de Vargas. Con este pretexto, Vargas disolvió el Congreso, suspendió las elecciones programadas para 1938 y proclamó una nueva constitución inspirada en la Constitución Polaca de 1935, que centralizaba el poder en el Ejecutivo.
La nueva constitución le otorgó a Vargas poderes prácticamente absolutos, lo que marcó el inicio de un régimen autoritario que eliminaría las libertades democráticas.
Características del Estado Novo
1. Centralización del poder: Vargas asumió el control total del gobierno, disolviendo partidos políticos y restringiendo la participación popular en la política.
2. Represión: El régimen utilizó la policía política y la censura para suprimir a opositores, tanto de izquierda como de derecha, incluidos los integralistas que habían sido sus aliados iniciales.
3. Corporativismo: Inspirado en los regímenes fascistas europeos, el Estado Novo promovió un modelo económico corporativista, organizando a los trabajadores y empleadores en sindicatos controlados por el gobierno.
4. Nacionalismo: Se fomentó un fuerte sentido de identidad nacional, promoviendo la idea de un Brasil unificado bajo un liderazgo fuerte.
El impacto social y económico
Durante el Estado Novo, Vargas implementó una serie de reformas que modernizaron el país, especialmente en el ámbito laboral. Entre estas se destacan:
- La creación de la Consolidación de las Leyes del Trabajo (CLT), que estableció derechos laborales como el salario mínimo, la jornada laboral de ocho horas y las vacaciones pagadas.
- El impulso a la industrialización, fomentando sectores estratégicos como el acero y la energía.
Aunque estas medidas beneficiaron a ciertos sectores de la población, el régimen fue severamente criticado por su carácter represivo y antidemocrático.
La influencia del fascismo
El Estado Novo compartió características con los regímenes fascistas europeos, como la centralización del poder, el control de los medios de comunicación y la promoción del nacionalismo extremo. Sin embargo, Vargas evitó una alianza directa con las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial, manteniendo una postura pragmática que eventualmente llevó a Brasil a unirse a los Aliados en 1942.
El fin del Estado Novo
El Estado Novo llegó a su fin en 1945, cuando Vargas fue derrocado por un movimiento militar que buscaba restablecer la democracia. A pesar de su salida del poder, Vargas dejó una profunda huella en la política brasileña y regresaría a la presidencia en 1951 mediante elecciones democráticas.
Conclusión
El Estado Novo marcó un capítulo fundamental en la historia de Brasil, caracterizado por el autoritarismo y la modernización simultánea del país. Aunque el régimen de Vargas fue cuestionado por sus métodos represivos, también consolidó cambios estructurales que influirían en el desarrollo político y económico de Brasil durante las décadas siguientes.
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