En el convulso contexto de la posguerra alemana, marcado por las tensiones sociales y políticas que siguieron a la Primera Guerra Mundial, tres figuras revolucionarias, Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht y Wilhelm Pieck, fundaron el Partido Comunista Alemán (Kommunistische Partei Deutschlands, KPD) el 1 de enero de 1919. Este partido emergió como una escisión de la Liga Espartaquista (Spartakusbund), una agrupación socialista radical que se oponía a la política reformista de los socialdemócratas.
Un desafío al orden establecido
Luxemburgo y Liebknecht, líderes carismáticos e intelectuales influyentes, diseñaron al KPD como un movimiento revolucionario que buscaba derrocar el capitalismo y establecer un gobierno socialista inspirado en los ideales de la Revolución Rusa. Rechazaban la moderación del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), al que acusaban de traicionar a la clase trabajadora al colaborar con las élites del poder durante la guerra y en la formación de la nueva República de Weimar.
El contexto de la fundación
La creación del KPD ocurrió en medio de un panorama de huelgas, enfrentamientos y una profunda crisis económica y social. Las tropas alemanas habían regresado derrotadas del frente, y el país enfrentaba la humillación del Tratado de Versalles. Los espartaquistas, convencidos de que este era el momento propicio para la revolución, llamaron a las masas trabajadoras a levantarse contra el sistema.
Un destino trágico
Poco después de su fundación, en enero de 1919, estalló la Revuelta Espartaquista, un intento de insurrección liderado por el KPD en Berlín. Sin embargo, el levantamiento fue brutalmente reprimido por el gobierno socialdemócrata con la ayuda de los Freikorps, grupos paramilitares de extrema derecha. Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fueron capturados, torturados y asesinados el 15 de enero de 1919, dejando al KPD sin sus figuras más emblemáticas.
A pesar de este golpe inicial, el KPD continuó existiendo como una fuerza política significativa en Alemania durante las siguientes décadas, jugando un papel importante en los turbulentos años de la República de Weimar y siendo un actor clave en la política de izquierda hasta su disolución en 1956 en la Alemania Occidental.
La fundación del KPD es recordada como un hito en la historia del movimiento obrero y un símbolo de lucha por la justicia social, aunque también como un episodio marcado por las divisiones y tragedias del período revolucionario alemán.
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