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sábado, 29 de junio de 2024

El Precio de Convertir Pasatiempos en Negocios: La Trampa del Capitalismo

El concepto de que tenemos que "capitalizar" nuestros deseos y gustos en oficios rentables le quita todo lo agradable a la actividad.


Actualmente, existe la máxima de que "si trabajas en lo que te gusta, no estás trabajando". Esto es, básicamente, una estratagema diseñada para que todo lo humano sea un medio del capitalismo.


Cuando convertimos nuestros pasatiempos y deseos, que nos hacen bien, en un trabajo o, si se quiere, en un negocio, este deja de ser un hobby y se convierte en una pesadilla del emprendimiento.


Si, por ejemplo, una persona en sus 30 años tiene una crisis de mediana edad, de identidad o como se la conozca popularmente, y decide dejar su trabajo secular en busca de su sueño, deja su vida previa para embarcarse en esta nueva aventura y emprende un nuevo camino.


No es tan distinto de su situación previa. Es decir, si esta persona tenía un trabajo regular que odiaba y se sentía agobiada, entonces decide empezar una empresa de venta de cerámicas (que siempre fue su hobby). Ahora tiene que empezar a pensar en números, costos, ganancias y un largo etcétera de lo que conlleva tener una empresa autogestionada.


Entonces, ese hobby de pasar una tarde a la semana con sus cerámicas ahora se convierte en un negocio donde debe vender 24/7 para poder vivir y sobrevivir en el mundo.


La lógica del capital usa el hobby, el pasatiempo y el escapismo de la realidad como un medio para obtener ganancias.


Cuando conviertes algo que te gusta en un negocio, sí o sí le haces el juego al capitalismo. Por más que te sientas bien, existe esa ínfima parte que se alinea a la lógica capitalista.


Además, existe el lado negativo de todo esto. Si retomamos el ejemplo del emprendedor de cerámica, esta persona pasó de admirar una que otra pieza cerámica en su tiempo libre a buscar precios al por mayor, buscar piezas de todo tipo, incluso aquellas que no le parezcan bellas, con el fin de venderlas. Debe preocuparse por pagar facturas y por cómo reaccionar ante la competencia.


Básicamente, si se emprende en una actividad que te gusta, corres el riesgo de que la realidad te golpee y te haga odiar un proceso que antes te gustaba.


A veces, es necesario reflexionar si vale la pena dejar todo por un sueño, ya sea cerámicas, plantas o algo que nos apasiona, y convertirlo en un elemento del colorido mundo del capital.




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