El 11/11/1970, la Unión Cívica Radical del Pueblo, el Partido Justicialista, el Partido Conservador Popular, el Partido Socialista Argentino y el Partido Bloquista e independiente aramburista, acuerdan el documento que todos firmarán para conformar La Hora de los Pueblos.
En él, se declara que lejos de aspirar a constituir un frente o acuerdo electoral, ese será el anti-frente, pues todos mantendrán sus individualidades partidarias.
Para Balbín, este tratado era el advenimiento de viejos adversarios políticos para beneficio de las instituciones y la tranquilidad de todos.
Se trataba de conseguir la unidad del pueblo en procura de objetivos de liberación, que es de lo que se trata en el documento: democracia y emancipación. Institucionalización de la politica del país y compromiso de trabajar para su liberación.
El 21 de noviembre se formaliza el Encuentro Nacional de los argentinos, promovida por el partido comunista y en el semanario Nuestra palabra se había afirmado que de su éxito dependía la alternativa de poder democrático, popular y nacional- era hora de terminar con las viejas opciones y los golpes del Estado. Sus integrantes no se pronunciaban contra los uniformados.
El plan de La Hora de los Pueblos trataba la reforma de la constitución, redacción de un estatuto de los partidos políticos y unificación en 4 años de los mandatos del presidente y los diputados y senadores que se eligieran.
El ejército no aceptaba la formación de un partido oficialista. Las líneas fundamentales del plan mostraban el inicio de la relación política que sería fundamental en los siguientes meses: la del comandante en jefe Arturo Mor Roig, quien había presentado a Lanusse el plan que sirvió de base a la propuesta del Ejercito.
El tratado no significaba más que un acuerdo entre dirigentes empecinados en las viejas políticas que el Gobierno Militar había venido a desterrar. Lo que se necesitaba era un clima de orden y tolerancia de 4 o 5 años.
La modernización de la estructura institucional permitiría la vuelta de la actividad política y el dialogo con aquellos que ejercieran una crítica constructiva. La llave maestra para superar los obstáculos que se interponían al éxito de la Revolucion Argentina. Era la revolución misma.
La propuesta presidencial que no podía calificarse de un diagnóstico de situación realista, sintetizaba una idea compartida por el gobierno con algunos sectores políticos. Antes de cualquier intento de llamado a elecciones debían mediar varios años, los suficientes para poder formar un partido político que heredara el ideario de la Revolución Argentina y tal vez, el necesario para que le problema que suponía la persona de Perón se solucionara naturalmente (en ese momento, Juan Domingo Perón tenia 75 años de edad).
La idea máxima que Lanusse tenía con el tratado de la hora de los pueblos, era la de complementar el caudal de votos con el poder efectivo de las fuerzas armadas argentinas en una salida cívico-militar, donde el comandante se convirtiera en presidente con el soporte de los partidos firmantes del tratado.
Este apoyo debería conformarse con la alianza activa de los radicales y el acuerdo silencioso de los peronistas.
Por otra parte, si el plan de máxima era la elección de Lanusse, el de mínima consistía en abrir canales que posibilitaran controlar la creciente movilización popular y sofocar a la cada vez más activa guerrilla. Su funcionamiento podía percibirse ya a comienzos de su gobierno.
Las ideas básicas de este plan como todo el accionar militar previo, estaba condenada al fracaso. Ya que su idea base de comunidad no permitía disidencias, ni grandes cambios estructurales.
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